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El pinchazo de las materias primas

Nuevo escenario en el precio del petróleo

La gravedad de la crisis global ha llevado a que la demanda de crudo caiga por primera vez en 25 años.

Trabajador en un pozo de extracción de crudo
Trabajador en un pozo de extracción de crudoReuters

Hace seis meses, un número muy importante de actores del mercado daba por sentado que el barril de petróleo llegaría de inmediato a los 200 dólares. Ahora a muchos de ellos les entra la risa floja si alguien les advierte de los riesgos de que el crudo vuelva a entrar en una espiral alcista en un futuro no demasiado lejano. La profundidad de la crisis económica ha hecho que el precio del crudo Brent, el de referencia en Europa, se desplome desde 147,5 dólares que llegó a cotizar en julio hasta situarse bajo los 40 dólares, con escasas perspectivas de un repunte de calado a corto plazo.

El telón de fondo de este nuevo escenario del crudo es una crisis global que, aunque con cierto retraso, está teniendo ahora un impacto profundo en el consumo de materias primas. La Agencia Internacional de la Energía (AIE), el organismo multilateral que vela por los intereses en la materia de los países de la OCDE, certificó en su último informe que en 2008 la demanda de petróleo se contraerá a escala global, y eso es la primera vez que ocurre desde 1983.

El saldo medio del consumo será, según la AIE, de 85,84 millones de barriles diarios, frente a los 86,04 de 2007, y se distribuye así: EE UU copa el 26,54%; Europa, el 17,74%; China, un 9,24%; Japón, un 5,6%; el resto de Asia, un 14,84%; otros países, 26,04%. El parón del consumo tiene su reflejo en que el volumen de reservas de crudo en los países de la OCDE está por encima del promedio de los últimos cinco años. El grado teórico de cobertura de demanda en caso de colapso del suministro es de 124 días, se trata de la cifra más alta de la década.

A la luz de estos acontecimientos, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) anunció el pasado día 17 un espectacular recorte en su oferta de crudo (que equivale al 42% de todo el petróleo disponible en el mundo) de 4,2 millones de barriles diarios, efectivo a partir del próximo jueves, 1 de enero. En la práctica, la reducción es de 2,2 millones de barriles, ya que el cártel toma como referencia la producción de septiembre, a pesar de que en octubre y noviembre aprobó dos recortes que sumaron dos millones de barriles al día. Es difícil que la OPEP cumpla su compromiso, que llevaría el suministro de petróleo a niveles de comienzos de 2003. La economía del cártel sigue dependiendo de los ingresos por la venta de petróleo y el incumplimiento de las cuotas de producción es una constante.

La singular historia del petróleo en 2008 tiene mucho que ver con la evolución del dólar y la crisis de los mercados financieros. Aunque en algunas ocasiones se ha intentado débilmente modificar el esquema establecido, las materias primas se negocian en dólares y seguirán haciéndolo durante mucho tiempo, salvo cataclismo del billete verde.

La caída del dólar, que llegó a perder más de un 10% contra el euro en los primeros meses del año, favoreció la inversión en toda clase de materias primas, mucho más baratas de adquirir. El desplome de los valores bursátiles en todas las plazas financieras del mundo llevó a los inversores a buscar activos que ofreciesen rentabilidad. Las materias primas se perfilaron entonces como la opción perfecta. Su cotización venía además soportada por el desembarco en la economía de consumo de cientos de millones de personas en Asia, básicamente en China e India, y las políticas de subvención pública de los hidrocarburos (el año pasado se destinaron a este fin 310.000 millones de dólares en los 20 mayores países del mundo no pertenecientes a la OCDE), que hicieron que el consumo final en los países emergentes fuera inelástico a los precios de mercado. En un momento en el que la inversión financiera y puramente especulativa acaparaba el 20% de la demanda de toda clase de materias primas, numerosas autoridades insistían en que la dinámica de precios era natural y sobre el horizonte se dibujó la temida cifra de los 200 dólares por barril.

La quiebra de Lehman Brothers y el cierre del grifo de crédito obligó a los inversores especuladores a vender toda clase de activos que tuvieran liquidez y a cerrar posiciones, ante la avalancha de reembolsos exigidos por sus clientes y el incremento de garantías de los bancos que les prestaban el dinero para invertir en productos de derivados, como son los futuros del petróleo. De forma simultánea, todos los países comenzaron a dar muestras de fragilidad y su impacto en el consumo se hizo evidente en otoño: el argumento para una caída a plomo del petróleo quedó construido.

El FMI pronostica para 2009 un crecimiento del 0,3% en las economías desarrolladas, que siguen siendo las principales responsables del consumo de carburantes. Eso invita a pensar en un escenario de precios moderados del oro negro. Pero no conviene relajarse: a 40 dólares, muchas exploraciones no son viables, lo que repercutirá negativamente en el suministro futuro. No hay alternativa a gran escala de los hidrocarburos como fuente de energía para el transporte, y la recuperación económica, que es de esperar que llegue algún día, acarreará una nueva escalada del precio. La eficiencia energética es la herramienta imprescindible para afrontar el futuro.

El elemento distorsionador de china. Locomotora a toda velocidad

Con 1.320 millones de habitantes, la población china está reivindicando su peso en el mundo. Aunque también ahora haya problemas económicos en el gigante asiático, China ha elevado un 70% su consumo de petróleo a lo largo de la última década y es responsable de casi el 40% del aumento total de la demanda de crudo en el mundo entero. Su consumo es de 8,3 millones de barriles al día y ha pasado de ser la cuarta parte de lo que empleaba EE UU en 2001 a representar ahora poco menos de la mitad. El plan de infraestructuras del Gobierno de Pekín contempla el empleo de 1,1 billones de dólares en el lustro 2006-2010, que incluye la apertura de nada menos que 40 aeropuertos. Esta dinámica de proporciones colosales tiene un impacto decisivo en la cotización del petróleo.

Plataformas de negociación. Más de 10 veces el consumo real

Los mercados ICE y Nymex centralizan la negociación mundial de futuros del crudo, donde participan todos los que están interesados: los productores que quieren vender, las empresas que necesitan comprar y también cubrirse de oscilaciones futuras y los inversores financieros, que tratan de sacar tajada. Cada día se negocian en estas dos plataformas contratos que exceden en más de 10 veces la demanda real. Aunque se puede adquirir petróleo con vencimiento en 10 años, el intercambio se concentra en los productos de entrega al mes siguiente. En este segmento, la negociación de ICE y Nymex se acerca a los 307 millones de barriles, unas 3,57 veces la demanda física. Aparte de eso, hay que recordar que hay 400 variedades de crudo en el mundo, cada una cotizando a un precio distinto.

La curva de los futuros. Una horquilla de 14 dólares

Los contratos de futuros del petróleo sirven para predecir la evolución del precio, porque eso es lo que los inversores están dispuestos a pagar por el activo. La curva actual tiene una horquilla al alza de 14 dólares entre el precio de entrega en enero y el de dentro de un año. Esta posición, cuando los precios de futuro son más elevados que los del presente, se llama contango en el argot del mercado, e incentiva la compra de crudo para acumular inventarios con la intención de venderlo más caro en unos meses. Es algo frecuente. Pero lo que nunca se había visto es una oscilación de 14 dólares, un diferencial del 30%. Lo que esto indica es un alto riesgo de volatilidad en el precio de una materia prima que es mucho más que un activo de inversión.

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