Depósitos en pie de guerra
Si algún efecto positivo sobre el ahorro ha podido tener la crisis financiera que se ha desencadenado en 2008 es la mejora en la remuneración de los depósitos bancarios. Las entidades financieras se han volcado en sus clientes para captar los recursos que les ha negado el mercado de capitales, paralizado por el pánico y la desconfianza. Y el gran reclamo ha sido el aumento de las rentabilidades, que ha provocado una verdadera guerra por el ahorro.
Los depósitos han sido sin duda en 2008 el producto estrella de las oficinas bancarias y han arrinconado con fuerza a los fondos de inversión, minados por la caída de la Bolsa y por un volumen de reembolsos sin precedentes. El patrimonio de los fondos ha caído este año casi el 30%.
La remuneración media de los depósitos de entre uno y dos años ha pasado del 3,82% de 2007 al 4,83% de octubre de 2008, según datos del Banco de España. Pero más allá de la media, la agresividad comercial de algunas entidades y la necesidad de captar recursos como alternativa a la financiación en el mercado interbancario han puesto a disposición de los ahorradores depósitos con una remuneración que ha superado el 6% a un año. Y en un esfuerzo por superar a la competencia, algunos bancos y cajas han comenzado a pagar los intereses del producto por anticipado, sin esperar al vencimiento.
En todo caso, las ofertas más rentables han estado también vinculadas al cumplimiento de una serie de requisitos, más exigentes cuanto mayor era la remuneración. Así, además de una imposición mínima que ronda en muchos casos los 3.000 euros, a veces es necesario un determinado volumen de gasto en tarjetas o un aumento del saldo con el banco.
El año ha sido propicio para la contratación de depósitos, aunque las tornas prometen cambiar en 2009, después de las sucesivas bajadas de tipos de interés y de la necesidad que tendrán los bancos de defender su margen de negocio.