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Empleo y directivos

Lecciones para superar la adversidad

Han vivido situaciones límites. Lejos de venirse abajo, se han crecido y han afrontado los retos que se han impuesto.

El mundo de la empresa y de la economía, un tanto convulsos en los últimos tiempos, necesitan lecciones de ánimo y consejos para superar el difícil momento, sobre todo si éstos vienen de personas que han tenido que vencer dificultades. Es el caso de Bethany Hamilton, nacida hace 18 años en Hawaii, dentro de una familia surfera. Cuando apenas tenía 13 años, logró el segundo puesto del campeonato de la estadounidense National Scholastic Surfing Association (NSSA), pero ese mismo año un tiburón tigre de más de cuatro metros le atacó y le arrancó parte de su brazo izquierdo, provocándole una hemorragia que le hizo perder el 60% de su sangre. Logró recuperarse de su accidente y recobró la normalidad en un breve plazo de tiempo. Sólo unos meses después, en enero de 2004, decidió volver a la competición y se inscribió en un torneo local. Uno de los organizadores le ofreció a la joven empezar la prueba con cinco minutos de ventaja sobre el resto de participantes en compensación por su amputación.

Hamilton rehusó la ayuda y pidió que la trataran como a una más. Contra todo pronóstico, finalizó la prueba en quinta posición, algo que le sirvió como aliciente para afrontar retos deportivos de mayor envergadura. En agosto de ese mismo año, logró la primera posición en la categoría Open Woman de los Campeonatos Nacionales de la NSSA. Un año más tarde destronó a la campeona nacional. æpermil;sta es una historia de superación de una joven que volvió a sentirse segura cabalgando las olas a pesar de su amputación. El relato forma parte de una docena de casos excepcionales de superación, recogidos por los profesores de Esade Diego Torres y Mario Soribas en el libro Don't give up. Son claros ejemplos de cómo hay que afrontar las adversidades. 'Las personas que aparecen en el libro sí que han padecido verdaderas crisis y todas ellas han salido reforzadas como personas', afirma Diego Torres.

Este docente destaca cinco factores comunes a todos ellos. 'En primer lugar, su carácter emprendedor: son personas que se organizan y hacen algo genuino. Cuando ofrecemos conferencias a empresas sobre motivación, te sorprende que gente que lo tiene todo haya que motivarla, mientras que estas personas se fijan sobre todo en las oportunidades que tiene su entorno y en cómo administrar los recursos que tienen'. Además del perfil emprendedor, se exigen a sí mismos retos ambiciosos. 'Es importante definir la misión y los objetivos, y se imaginan visualmente consiguiéndolos. La presión les da energía'. Y así debería ser en el mundo de la empresa.

El tercer factor es el liderazgo. 'La mayoría practica deportes y actividades que parecen solitarios, pero hay que tener mucho carisma y contar con un equipo de gente que les ayude en la aventura', matiza Torres. También saben crear alianzas, porque 'hacer cualquier cosa solos es difícil'. El autor destaca que son capaces de conseguir patrocinadores y empresas que han contribuido con diferentes recursos a hacer posible la aventura, 'aliados satisfechos'. Y, por último, destaca la capacidad para comunicar. 'La gestión de comunicación antes, durante y después de una aventura ha sido muy cuidada. Aquellos que tienen esa habilidad lo van a hacer siempre'.

En estos momentos, Torres propone que, después de años de bonanza (hay profesionales que no saben lo que es una crisis porque no lo han vivido), conviene volver a la base de los emprendedores y 'ser empresarios de nosotros mismos'. Porque si algo ha aprendido después de analizar los 12 casos expuestos es que hay situaciones más dramáticas que los problemas derivados de la economía. 'Pero, si algo se puede aprender, es que no hay que perder de vista los valores como algo esencial en nuestra sociedad, como son el esfuerzo continuado y la lucha por la superación de las circunstancias adversas', afirma Torres. Los autores creen estos valores aparecen vinculados, como condición necesaria, a cualquier proceso material y humano, tanto a nivel individual como colectivo.

'He aprendido que quien se atreve, gana'

Un grupo de mujeres con discapacidades diversas de tres nacionalidades distintas unieron sus fuerzas en 2007 para afrontar un gran reto deportivo: el ascenso al Kilimanjaro, la montaña más alta de África, en un intento por recaudar fondos para personas con discapacidad de todo el mundo. 'Hemos aprendido mucho sobre nosotras mismas y sobre nuestros límites, así como la forma de ayudar a personas con discapacidad', afirma una de las participantes, Liz Miller.Otro de los casos que aparecen en el libro Don't give up, es el del israelí Dror Cohen, que sufre tetraplejia tras un accidente automovilístico en 1992. Este inconveniente, lejos de dejarle paralizado, le ha animado a seguir. De hecho, se ha convertido en una referencia para el deporte desde 2000, año en que participó por primera vez en una paralimpiada. 'El tiempo me ha enseñado que quien se atreve, gana'.El montañismo, dicen los expertos, es la manifestación física y simbólica de superación de las más adversas circunstancias para alcanzar un sueño. Así lo ha demostrado el galés Tom Whittaker, quien, tras perder un pie y gran parte de la movilidad de su pierna derecha, no abandonó su sueño de convertirse en un gran escalador y se propuso ser la primera persona con discapacidad en pisar la cima del Everest. Lo consiguió en 1998. 'Todas estas personas se comportan no sólo como aventureros, sino como emprendedores sociales'.

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