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El empleo se desmorona, los costes laborales ni se inmutan

La evolución del empleo y de los costes laborales tienen una relación directa en un país con una estructura productiva muy intensiva en empleo. Así, la moderación salarial ha jugado un papel determinante en la generación de nuevos puestos de trabajo en los últimos cator En España las rentas salariales suponen aproximadamente la mitad del PIB, unos 550.000 millones de euros. Por tanto, su participación en la formación de los costes de producción es determinante, y mucho más en aquellas actividades muy intensivas en empleo como la construcción o los servicios, precisamente donde España tiene su núcleo duro productivo. Por ello la determinación de los costes del trabajo inciden directamente en la creación de más o menos empleo. La simple ley de oferta y demanda demuestra que si el factor trabajo es barato se usará más, y si se encarece, se restringirá su utilización.

En los últimos catorce años, los gloriosos 56 trimerstres de generación de riqueza y su reparto entre ocho nuevos millones de puestos de trabajo, la moderación del coste laboral ha sido el mejor impulso al empleo. Salarios que se han movido en el entorno de la inflación han generado nuevos perceptores de rentas laborales, hasta catapultar la tasa de actividad y asalarización a nievles prácticamente comunes en la Europa más industrial.

Pero la moderación salarial es un concepto relativo. A juzgar por los datos de costes publicados por Estadistica el jueves, es discutible que subidas del 5,3% en los salarios medios en todos los sectores, con la excepción de la agricultura, puedan considerarse "moderadas". Incluso si buceamos un poco llegamos a la conclusión de que el coste laboral por hora de trabajo, la manera más científica de medir el coste y su productividad, es del 6,3%. Casi el triple que la inflación actual, y casi el doble que la inflación media de este año. Todo menos moderado.

El comportamiento del empleo en el mismo periodo es muy contractivo, y en ello su parte de contribución ha tendio sin duda la remuneración del factor trabajo. La Seguridad Social contabiliza una pérdida de cotizantes entre noviembre de 2007 y noviembre de 2008 del 3,46%, mientras que la Encuesta de Población Activa sólo contabiliza una pérdida del 1% en el empleo a tiempo completo equivalente.

Pero las caídas más considerables se concentran precisamente en los sectores con alzas salariales más abultadas. En la construcción la caída de ocupados es del 13%, mientras que el coste laboral avanza un 6%, y un 5,8% el salarial (laboral sin cotizaciones y despidos). En la industria manufacturera la pérdida de empleo es del 1%, y los salarios crecen un 5,4% (el coste laboral sólo un 4,8%). Sólo los servicios tienen un desempeño coherente con lo que ha pasado con el empleo: éste avanza aún un 2% en el año, y el coste individual lo hace a tasas del 5,1% (5,3% el salario total).

Si todavía hay gente, en los sindicatos y en el Gobierno, que creen que el avance salarial desmesurado no daña el empleo, debe hacérselo mirar.

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