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Columna
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Salir del paso

Quizás sea ésta la expresión que mejor describe lo que en realidad se va a conseguir con la mayoría de las medidas de política económica que se vienen tomando y de las que la más representativa sea la de apoyo a la inversión local. Parece como si con ellas las autoridades quisieran desembarazarse en el corto plazo del principal problema que ha ido surgiendo al entrar la economía en una recesión que supera ya probablemente el 1% a tasa anual en el segundo semestre de 2008. Se pretende afrontar el alto y creciente nivel de paro que si hoy es un grave problema social mañana va a tener repercusiones políticas muy negativas.

El escenario que llevó la economía española a la crítica situación actual fue muy diferente al de las demás economías. Los signos precursores de una drástica inversión de la fuerte fase de auge eran evidentes a finales de 2006 y debieran haber incitado a las autoridades a tomar las medidas adecuadas para hacer frente a lo que se veía venir. Pero al parecer no consideraron suficientemente crítica la combinación de una enorme burbuja inmobiliaria a punto de hacer explosión, un déficit corriente exterior del 10% del PIB y un déficit público apreciable si el superávit que mostraban las cuentas públicas se corregían del menor coste de la deuda pública por la fuerte caída de los tipos de interés y del efecto de un crecimiento superior al potencial y por tanto sostenible.

Se comprende que el Banco de España haya manifestado por la voz de un alto cargo que 'no hay nada peor que un escenario de recesión económica combinada con un déficit público elevado'. Pero sí lo hay.

Es mucho peor otro escenario que presenta la economía en 2008: una caída de la actividad a lo largo del año acompañada de un déficit corriente exterior del 10% del PIB. Es decir, que en una situación recesiva la economía ha tenido que aumentar considerablemente su endeudamiento exterior que ya alcanza el 150% del PIB. Queda así puesta de manifiesto la gran brecha de competitividad exterior que junto a un déficit público importante muestran el mayor grado de debilidad a que ha caído la economía en época reciente.

Justo es decir que se ha llegado a esta situación porque los responsables de la economía que se fueron sucediendo no se percataron del cambio transcendental que suponía la accesión al euro. Ante la complacencia de una fuerte expansión basada en la construcción no llevaron a cabo las reformas necesarias para mejorar la productividad y la innovación que exigía la recuperación de la competitividad perdida que antes se conseguía con la devaluación de la divisa.

Quizás el ejemplo más claro del error de juicio sobre la situación económica haya sido los Presupuestos Generales para 2009. Aprobados cuando ya se vislumbraba la tendencia recesiva y basados en un crecimiento del 1% en 2009, han quedado desfasados cuando lo más probable es una contracción del PIB en ese año del 1%. Pero el colmo del error es que esos Presupuestos esperan que la economía alcance en 2010 un crecimiento potencial del 3% anual.

Estos errores son realmente preocupantes porque muestran un desconocimiento de los verdaderos problemas que aquejan a la economía y las autoridades son por tanto incapaces de hacerles frente. Prueba de ello es el Fondo de Inversión Local para la creación de empleo dotado de cifras que dan vértigo pues alcanzan 8.000 millones de euros (casi el 1% del PIB) y representan un aumento próximo al 70% de la inversión municipal en 2007.

Dada la urgencia que supone su imperiosa realización en 2009 esta medida parece ser una reacción precipitada e improvisada al fuerte aumento del paro y conllevará en más de un caso a inversiones innecesarias. Esta medida creará empleo a lo largo del país pero no una actividad duradera que prepare el futuro. Servirá para salir momentáneamente del paso pues ese empleo será temporal y terminará con la inversión.

La ayuda a la inversión municipal es por su cuantía la más importante y la última de las que se vienen tomando después de la deducción de 400 euros del IRPF y de las cuantiosas ayudas a las entidades de crédito pero como casi todas ellas no va dirigida a resolver los problemas que aquejan la economía e impiden un crecimiento sostenible.

Es cierto que así se habrá amortizado temporalmente el potencial de la recesión y se habrá creado empleo pero con un coste importante para la futura expansión económica. El año 2010 va a empezar con unos desequilibrios que van a hacer aún más difícil una recuperación sostenida: un mayor déficit y/o deuda pública y un déficit corriente exterior todavía elevado, con el consiguiente aumento de una deuda exterior que, por elevada, se va a hacer insostenible.

Una vez más se habrá tomado la clásica medida que da pan (empleo) para hoy y hambre (paro) para mañana.

Anselmo Calleja. Economista y estadístico

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