La UE estudia la reforma del sector de la seguridad privada
París se convirtió ayer en la capital europea del guardia-jurado. Bajo los auspicios de Nicolas Sarkozy, presidente francés y presidente semestral de la Unión Europea, el sector de la seguridad privada se reunió en la capital gala para analizar su futuro, marcado por un crecimiento imparable no exento se serios problemas laborales y legales en la mayoría de los países.
La cita sirvió también para presentar un Libro Blanco sobre La seguridad privada y su papel en la seguridad de Europa, elaborado por el Instituto Nacional de Altos Estudios de Seguridad, un organismo público francés.
El documento supone, probablemente, uno de los retratos más completos sobre una actividad que ha ganado una enorme visibilidad en las últimas décadas y en particular desde los atentados del 11-S de 2001.
El sector, según la introducción del Libro Blanco firmada por Nicolas Sarkozy, 'representa 1,7 millones de puestos de trabajo, 50.000 empresas y una facturación anual de 15.000 millones de euros'. Y Sarkozy cree que con la expansión de la UE hacia los países del Este 'la oferta y demanda de servicios de seguridad es más urgente y exigente que nunca'.
Por ese motivo, la presidencia francesa de la UE defiende 'una armonización e los regímenes laborales del sector', aunque tomando en cuenta las peculiaridades de cada país.
Un negocio en alza
La pujanza de la vigilancia privada en Europa contrasta con el deterioro de las condiciones laborales en ese sector.
El Libro Blanco presentado ayer describe un mercado ferozmente competitivo, con salarios bajos que se sitúan en torno a los 1.275 euros de media al mes en el caso de España y una elevada tasa de rotación de personal. En el mercado español, esa tasa ascendería al 46%.
El Libro recomienda que se definan mejor las normas aplicables a esa actividad y que se clarifiquen las fórmulas de acceso a la profesión.