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Tribuna
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Priorizando medidas a largo plazo

Durante las últimas semanas se han escrito centenares de artículos hablando de los orígenes y las causas de la crisis. Sabemos cómo y por qué hemos llegado a la situación actual. Pero, hasta el momento, las propuestas de medidas factibles y eficaces para solucionar los problemas han sido más bien escasas.

A muy corto plazo, la economía española está afectada por un problema de falta de liquidez. æpermil;ste es un problema global que ningún país puede solucionar de forma aislada. Por lo tanto, España, como ya ha estado haciendo en estos últimos días, debe coordinar sus acciones con las de otros países para que la confianza retorne a los mercados financieros. Las probabilidades de que la confianza vuelva pronto a los mercados y el problema de falta de liquidez se elimine a corto plazo son muy elevadas.

Hasta el momento, las pocas medidas que se han propuesto han sido medidas a corto plazo. Han sido actuaciones para garantizar el funcionamiento del sistema bancario, para calmar los mercados y para volver a una aparente normalidad cuanto antes. Pero, ¿puede la crisis financiera a corto plazo transformarse en una crisis económica a largo plazo?

La economía española tiene, como mínimo, cuatro problemas estructurales importantes que favorecen este contagio:

Poca diversificación. El gran crecimiento económico de España durante los últimos años se ha basado en el sector de la construcción. Este sector ha representado entre el 15% y el 20% del PIB español, muy elevado si se tiene en cuenta que, por ejemplo, en EE UU y en la mayoría de países de a UE el sector de la construcción representa menos del 5% de su PIB. El otro gran sector económico en España es el turismo, que es un sector que, a pesar de haberse modernizado en los últimos tiempos, es muy cíclico y, como tal, sufre durante los periodos de ralentización económica. La economía española debería pues, tender a una composición sectorial más equilibrada y a no depender de uno o dos sectores cíclicos.

Mercado laboral poco flexible. La baja flexibilidad en el mercado laboral español dificulta la recolocación de trabajadores afectados por la crisis en los sectores de la construcción y la industria. La formación continua del trabajador es una cultura a potenciar.

Enorme déficit exterior. El déficit exterior de España es casi del 9,5% de su PIB. Esto significa que España compra al exterior (importa) mucho más de lo que vende al exterior (exporta). Consecuentemente, para reducir el déficit exterior se deben reducir las importaciones (la demanda del exterior) con respecto a las exportaciones (la oferta). Como intentar reducir la demanda no parece una buena idea en tiempos de crisis, el aumento de la oferta al exterior parece ser la única vía para atacar este problema. En consecuencia, hay que aumentar la competitividad.

Baja productividad. Los sectores de baja productividad tienen un gran peso en la economía española, a diferencia de otras economías como la alemana o la americana. Las medidas a largo plazo pasan por aumentar la productividad aumentando la inversión en educación, impulsando la innovación y el espíritu emprendedor, reduciendo los trámites necesarios para la creación de empresas.

Estos cuatro problemas presentan características estructurales y a largo plazo. Las medidas a adoptar son profundas y sus efectos van a tardar mucho tiempo en poder apreciarse. Aumentar la productividad, la competitividad, la educación, la flexibilización del mercado laboral… no son tareas que se van a llevar a cabo en unas pocas semanas. Por eso hay que empezar cuanto antes mejor, pero priorizando las medidas a largo plazo.

Carles Vergara Alert. Assistant Professor of Finance de IESE Business School

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