Dinero público para paliar la crisis de las constructoras
Los expertos valoran positivamente el plan de inversiones de 8.000 millones.
No será la panacea que elimine todos los problemas a los que se enfrentan las constructoras, pero será un apoyo para unos resultados impactados, no todos en la misma medida, por la reducción de la actividad residencial y por otras derivadas de la crisis económica. Por estos previsibles efectos, el plan del Gobierno, aprobado el 27 de noviembre y que dedica 8.000 millones de euros adicionales a infraestructuras, es bien recibido por los analistas.
El proyecto, que se inscribe en el contexto de las medidas de reactivación de la economía, inyecta 8.000 millones de euros a los ayuntamientos, que tendrán que destinarlos a obra pública nueva. Serán, por tanto, adicionales a las que están programadas en el Plan Estratégico de Infraestructuras y Transportes (PEIT) y en cualquier otro programa oficial vigente. æpermil;sta es una característica que gusta a los expertos, que también destacan como aspecto positivo que la maquinaria está obligada a ponerse en marcha rápidamente: el 13 de abril de 2009, las corporaciones locales que soliciten dinero al Estado para las obras ya deberán haberlas licitado.
Para Alicia Arriero, gestora de renta variable de Inversis, estas ayudas son un alivio para las empresas, aunque cree pueden ser algo cortas ya que no reflejan que la construcción representa el 10% del PIB español. Añade que pueden llevar las inversiones en infraestructuras en 2009 y 2010 -años en los que deberán materializarse- a las cifras récord alcanzadas en 2006.
Y Luis Sánchez de Lamadrid, consejero delegado de BSI, señala que se trata de una buena noticia para las constructoras españolas, más cuando se está reduciendo la actividad en el área residencial. 'Las empresas de infraestructuras son una de nuestras apuestas de inversión. Queda mucho por hacer en países desarrollados como España o Estados Unidos, y en naciones emergentes como China e India, con economías que han crecido en dos dígitos en los últimos años, pero que no se han dotado de infraestructuras en la misma medida', añade.
Pero no todas parten con el mismo perfil para beneficiarse de este nuevo programa y de la tendencia mundial, y ACS y FCC están muy bien posicionadas. En la primera, la facturación de la obra civil y la edificación no residencial representa el 83% de sus ingresos de construcción en España. En la cartera de pedidos, el peso de ese área es del 91%. A FCC, la obra civil y edificación no residencial le aportan el 85% de las ventas de construcción -sin incluir su filial Alpine-; el peso en la cartera es del 92%. En OHL, la presencia de residencial en la actividad de construcción es muy escasa.
En Ferrovial, pese a que la construcción pierde peso en el consolidado, los ingresos por obra civil y edificación no residencial siguen siendo muy fuertes y representan en el entorno del 67% del total del área. En Acciona, el creciente peso de la energía, que representa el 80% de su Ebitda, diluye la importancia de otras divisiones.
Con la idea de que el plan es positivo para las empresas y que aporta actividad, Emilio Rotondo, analista de Fortis, destaca que la obra civil es un negocio que genera mucha caja, sin necesidad de aportar capital. 'Es un aspecto en el que hay que fijarse para entender por qué las constructoras, pese a la fuerte reordenación acometida, no se desprenden de esa actividad', agrega.
Pero quedan aspectos por conocer: cómo se estructurarán las medidas y qué tipo de proyectos acometerán las corporaciones locales, que entre enero y octubre han reducido las licitaciones a 8.518 millones frente a los 9.430 millones del mismo periodo del año anterior. Desde el sector se destaca que se registrarán diferencias: los grandes ayuntamientos harán más obras públicas y los más pequeños optarán por la edificación no residencial, como centros de ocio, de las tercera edad o polideportivos.
Más licitaciones
En esta línea, Javier Ruiz-Capillas, de ING, manifiesta que las empresas de menor dimensión se beneficiarán más de las obras de presupuesto más reducido, mientras que las compañías de mayor dimensión apostarán básicamente por las más relevantes, aunque de hecho van por todas. Añade que, junto al desarrollo del nuevo plan que se financiará con créditos extraordinarios, es necesario que se pongan en marcha las obras anunciadas y que aún no están licitadas, que provoca que 2008 esté quedando por debajo de las expectativas. 'Si las administraciones quieren impulsar el sector, deben acelerar las actuaciones pendientes', asevera el experto.
Según los últimos datos de Seopan -patronal del sector-, Fomento ha licitado entre enero y octubre de 2008 proyectos por 10.792 millones de euros, frente a los 16.255 millones del mismo periodo del año precedente. Por debajo, de la media de 14.000 a 15.000 millones anuales previstos por el PEIT. Aquí, asimismo, es posible que se produzca una buena noticia, y que en los ya escasos días que quedan para que concluya el año se abran concursos por varios miles de millones de euros. Las constructoras están pendientes, entre otros proyectos, del desarrollo del AVE a Lisboa y del trasvase Tajo-Segura.
Con todo, el balance bursátil del sector es bastante sombrío. En lo que va de año, cuatro constructoras están entre los valores que más han caído del Ibex: Sacyr se desploma un 71,89%, Acciona se deja un 66,75%, OHL desciende un 62,6% y Ferrovial, un 59,7%. La que mejor ha evolucionado es ACS que, aunque pierde un 26,37%, es la sexta con mejor comportamiento del índice selectivo. Por su parte, FCC baja un 47,61%.
¿Cuando comenzarán a recoger las cotizaciones esta inyección de actividad? Destacando, en primer lugar, que el plan de Gobierno no se reflejará en las cuentas de las compañías hasta finales del primer semestre de 2009, los expertos añaden que los hilos que ahora mueven las acciones son básicamente otros.
Reenfoque estratégico
No hay duda que, a excepción de FCC y OHL, todas las empresas del sector están inmersas en movimientos corporativos que modificarán de nuevo su perfil, al tiempo que previsiblemente servirán para reducir deuda, tema que les ha penalizado fuertemente en Bolsa, junto con la crisis de ladrillo y la caída de las cotizaciones de sus participadas. En el caso de Sacyr, el objetivo con la venta de Itínere y la polémica y difícil colocación de su 20% de Repsol es evitar que los excesos del pasado le empujen al concurso de acreedores.
En Acciona se diseña la ruptura del acuerdo suscrito con Enel con motivo de la opa sobre Endesa, que comprendería dos puntos básicos. El primero consiste en la posible salida de la empresa española del grupo eléctrico a corto o medio plazo con la venta de su 25%. La italiana pagaría al grupo que preside José Manuel Entrecanales un precio referenciado al put (opción de venta) suscrito entre ambos socios y que la constructora puede ejercer a partir de 2010. El pacto valora el 25% en más de 11.000 millones -se basa en el precio de la opa lanzada por Enel y Acciona con diversos ajustes financieros- que se pagaría en metálico y posiblemente con activos de energías renovables de Endesa.
Pese a que el divorcio no se ha cerrado, todo indica que Acciona podría, a partir de ahí, abordar la esperada consolidación de su filial de renovables.
Tampoco ACS pierde protagonismo. Cuando está a la espera del lanzamiento de la opa de Gas Natural a Fenosa, su presidente ha reiterado que el sector eléctrico es estratégico y que su objetivo es reforzarse en Iberdrola, de la que ahora tiene el 12,7%. Después de que se materialice su salida de Fenosa, espera acceder al consejo de la eléctrica que preside Ignacio Sánchez Galán.
De momento, la desconsolidación de la deuda de Fenosa, tras vender un 10%, le ha servido para bajar de los 16.575 millones de endeudamiento de los nueve primeros meses de 2007 a los 9.296 millones de enero-septiembre de este año; y tras el cierre de la opa bajará a 6.000 millones. Y prevé compensar la reducción de ingresos por Fenosa con la puesta en equivalencia de su participación de Iberdrola si alcanza el 20%. Toda una batalla que influirá en el futuro de ACS.
'Después de la diversificación, estamos asistiendo a un reenfoque estratégico de las empresas', señala Emilio Rotondo. Y Alicia Arriero señala que las compañías están vendiendo activos para reconducir sus objetivos. Añade que un objetivo básico es el recorte de deuda y asegurarse el cumplimiento de sus compromisos financieros.
Metas estratégicas que se mantienen
Con mucho ruido en el entorno y varias operaciones en manos de los bancos intermediadores, algunos de los objetivos que se plantearon las constructoras hace dos años para cambiar su perfil y su perímetro permanecen. Muchos otros se sacrificarán en el altar de la supervivencia y de la sensatez. En esta línea, Emilio Rotondo, de Fortis, señala que Acciona seguirá apostando por la energía, y ACS por las infraestructuras, la energía y los servicios industriales. En el caso de FCC, la diversificación continúa pasando por servicios urbanos, renovables, cementos e inmobiliario -a través de Realia-, aunque estas dos últimas áreas sean las que lastren su cotización. Cementos se pueden beneficiar algo de este plan, pero no para recuperar el consumo previo. OHL se mantiene en concesiones, y Sacyr es la constructora que volverá más a sus orígenes para sanear su balance, con la parte negativa añadida de que Vallehermoso pesará más en el grupo. En este contexto, ACS es la preferida del grupo de las constructoras españolas de Ruiz-Capillas y de Sánchez de Lamadrid, quien también cita a FCC y OHL. Sobre ACS, el 41,67% de los analistas consultados por Bloomberg recomienda comprar, frente a un 25% que aconseja vender y un 33,33% que prefiere mantener las acciones. Con todo, Acciona es la que cosecha mejores recomendaciones: un 75% de los analistas aconseja comprar, frente a un 15% por vender y un 10% que opta por mantener los títulos.
Con la vista puesta en los planes internacionales
Sin descartar ningún programa ni área geográfica, la actividad internacional de las constructoras españolas se ha disparado espectacularmente (ver cuadro) en los últimos años tanto en obra como en concesiones, siguiendo varios modelos. Está, por un lado, el de Ferrovial, que ha optado básicamente por la compra de filiales, como la polaca Budimex que le ha abierto puertas en Europa del Este. O FCC con la adquisición de la austriaca Alpine. Pero en otras ocasiones se trata de proyectos ad hoc, y cuando concluyen se van del país. Otro aspecto que las ha beneficiado es su capacidad y rapidez para cerrar la financiación de los proyectos. Ahora continúan con la vista puesta en las nuevas oportunidades que se abren. Aunque las estadísticas consolidadas a nivel mundial, realizadas por varios organismos internacionales no están muy actualizadas, algunas firmas especializadas señalan que los planes de infraestructuras anunciados a lo largo del mundo suman más de dos billones de dólares. Quedan por cuantificar los del próximo nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que hasta ahora no ha precisado datos. Pero sí ha manifestado que el programa de estímulo fiscal que pondrá en marcha incluirá financiación para proyectos de infraestructuras que generen empleo inmediatamente. Los gobernadores de los estados calculan que pueden desarrollar -en un plazo máximo de año y medio- programas por valor de unos 136.000 millones de dólares. Eso sería el principio de una nueva estrategia para un país muy deficitario en dotaciones públicas. Por otra parte, los planes anunciados por Rusia superan los 300.000 millones de dólares, e India y China no se quedan precisamente a la zaga. Este último país no ha agotado sus expectativas con el fin de los Juegos Olímpicos y la construcción de la macropresa de las Tres Gargantas, y queda por movilizar más de 400.000 millones hasta 2010 básicamente para la construcción autopistas y de casi cuatro decenas de aeropuertos. En la misma línea, se mueven Brasil, México y Oriente Medio. Y Francia ha anunciado esta semana 10.000 millones suplementarios para infraestructuras.