Reino Unido, Suecia, Indonesia y Nueva Zelanda se unen a la corriente de abaratamiento del dinero
No quedan dudas. Después de que algunos bancos centrales se permitieran aún este verano subir los tipos de interés para contener las tensiones inflacionistas (entre ellos, el BCE y el Banco de Suecia), el vendaval de la crisis financiera y la recesión económica han llevado a un movimiento generalizado a la baja. Dado que el principal desencadenante de la crisis ha sido la paralización del crédito, poco sentido tiene encarecerlo. Ayer, el recorte de tres cuartos de punto decidido por el BCE, pese a tener dimensiones históricas, se quedó corto en comparación a otras bajadas decididas a lo largo del globo.
El Banco de Inglaterra recortó sus tipos de referencia en un punto, que, sumado a los 1,5 decididos en noviembre, sitúan el precio del dinero en el 2%, mínimo en medio siglo. También en Suecia, una de las mayores economías europeas fuera de la zona euro, la autoridad monetaria apuesta decididamente por facilitar el acceso al crédito. En este caso, el recorte de tipos decretado por el Riksbank es de 1,75 puntos, hasta dejarlos en el 2%. Se trata de la mayor rebaja de los últimos 15 años. Mientras, al otro lado del Atlántico la Reserva Federal mantiene el precio del dinero de Estados Unidos en el 1%, su nivel más bajo en cinco décadas. Pero no sólo las economías más avanzadas participan de estos fuertes recortes: el miércoles, el Banco de Tailandia bajó por primera vez los tipos en más de un año, en un punto porcentual. El sentimiento de urgencia imperante ante el deterioro económico se refleja en el hecho de que el recorte se produce en pleno colapso político del país, donde el Tribunal Constitucional acaba de deponer al primer ministro e ilegalizar a varios partidos de la coalición gubernamental.
El Banco de Indonesia y el de Nueva Zelanda recortaron ayer sus tipos en 0,25 y 1,5 puntos, respectivamente.