'El reto es actuar', algo más que un eslogan
Cuando hace unos meses decidíamos el lema del noveno Congreso Nacional del Medio Ambiente teníamos muy claro que no sólo buscábamos una frase más o menos afortunada que situará correctamente las características y contenidos de esta edición de nuestra cumbre del desarrollo sostenible que se celebrará entre 1 y el 5 del próximo mes de diciembre en Madrid, sino que nos preocupaba sobre todo que respondiera a la situación en la que nos encontramos hoy en el más amplio de los sentidos.
Obviamente han cambiado mucho las cosas desde aquel primer congreso que celebrábamos en 1992 un puñado de profesionales concienciados de la importancia que estaban adquiriendo los enfoques medioambientales respecto a nuestro entorno. Podría citar el escepticismo general que nos rodeaba o las dificultades para lograr patrocinios para plasmar las diferencias entre las dos citas, sin embargo separadas en apenas tres lustros. Pero más sorprendente todavía es que hace solo dos años, un abrir y cerrar de ojos, el lema de nuestra clausura fuera 'preocupa que no preocupe' dando título a un manifiesto en el que clamábamos por la escasa sensibilización de políticos, empresarios y opinión pública respecto a la salud de nuestro planeta, en general, y de nuestro entorno en particular con referencias, por ejemplo, al 'urbanismo salvaje' y al 'despilfarro de los recursos hídricos'.
En veinticuatro meses han cambiado muchos las cosas. Hemos podido observar como la opinión pública mundial giraba desde una postura que oscilaba entre un tímido escepticismo y una fría indiferencia hacia una aceptación generalizada de la gravedad de los problemas medioambientales. Puedo contar una anécdota reveladora de ese giro. Hace poco más de dos años, en los prolegómenos del Congreso anterior, un diario nacional me rechazaba un artículo en el que denunciaba la ausencia de los temas medioambientales en la cumbre del G-8 que acababa de celebrarse en San Petersburgo. 'Eso no es importante': la razón que nos ofrecieron para justificar la negativa era que no compartían nuestra tesis porque 'los ocho grandes tienen cosas más trascendentales de las que hablar'. Un año después la cumbre del G-8 estuvo casi monográficamente dedica al medio ambiente.
Hoy existen todavía reductos en los que se sigue negando hasta lo evidente pero, afortunadamente, son los menos aunque hagan ruido. En esta evolución de la percepción general han contribuido por una parte los contundentes informes del Panel de Expertos de Naciones Unidas, la acción de figuras mediáticas como Al Gore -al margen de las críticas a sus formas el efecto de sus denuncias no puede negarse- y por otra parte, lamentablemente, los síntomas de la enfermedad de nuestro planeta: deshielos, sequías, incremento del número de catástrofes y, en definitiva, una serie de indicadores que no admiten réplica.
Este cambio no supone que haya que abandonar las tareas de sensibilización, concienciación o educación pero sí que se requiere un cambio en las prioridades. Ayer la primera tarea era tomar conciencia de la importancia de la situación a la que nos enfrentamos. Ayer era imprescindible identificar y catalogar los problemas de nuestro entorno. Ayer era necesario denunciar comportamientos, negligencias, actuaciones y políticas tibias. Hoy, todas estas líneas de actuación siguen vigentes, pero hoy el reto es actuar. Sin pérdida de tiempo. Sin demoras como pone en evidencia el Informe Cambio Global 2020 que abrirá este año el Congreso. No arrancamos de cero porque existen empresas, administraciones que ya se han puesto en marcha pero, estas iniciativas loables y necesarias, hay que multiplicarlas por cien, por mil, por el número de veces que sea necesario para invertir el efecto negativo sobre el planeta de la acción del hombre.
En efecto, El reto es actuar. Ese es el lema de nuestra novena edición del Conama, pero más que el slogan hacia fuera para facilitar la identificación de la reunión de más de diez mil profesionales del medio ambiente, debe ser al mismo tiempo muchas cosas más: el motor de la labor de decenas de comités técnicos y grupos de trabajo que llevan meses reuniéndose; el objetivo de las discusiones, intervenciones y conclusiones de las más de ciento treinta actividades previstas; la meta de los documentos aprobados y, en definitiva, el elemento esencial de esta cita que una vez más convoca a todos los agentes sociales, concienciados sobre estos asuntos.
Gonzalo Echagüe. Presidente del Congreso Nacional del Medio Ambiente - Conama 9