Trasvase de libros
Más de 200 libros en español lleva ya el cauce de un trasvase recién abierto entre algunas estanterías repletas de Bruselas y otras no tan bien surtidas. Se trata de un canal construido paciente y voluntariamente por varios intérpretes lingüísticos que viven en la capital comunitaria y la irrigación cultural pretende llegar hasta la comunidad de emigrantes de lengua castellana.
Sobre todo, a los procedentes de Latinoamérica, que por sus condiciones laborales y económicas no siempre tienen acceso a las novedades editoriales. Un objetivo prioritario del plan son los libros para niños, a menudo, mucho más caros que los de los adultos.
"Las cajas de recolección se están colocando en el Instituto Cervantes, en las delegaciones de las Comunidades Autónomas, en la Comisión Europea o en el Parlamento Europeo", explica José Arconada, miembro de la plataforma Oficina Lingüística Española, creada, según su web, "para promover el uso del Español como lengua de trabajo en Bruselas".
La estructura de la población emigrante en Bruselas se presta a iniciativas como la del Libro Solidario. Por un lado, una emigración económica cuyo presupuesto debe cubrir muchas otras prioridades antes de hacer un gasto en cultura. Por otro, desde la incorporación de España a la UE en 1986, una creciente comunidad de expatriados (funcionarios comunitarios, diplomáticos, abogados, lobbistas, periodistas, etc.) que, probablemente, tienen más de un libro del que quieren o pueden deshacerse.
"Nosotros los recogemos y los entregamos a las comunidades de emigrantes para hacer un fondo que distribuyan como mejor les parezca, mediante microbibliotecas o cualquier otro sistema que consideren oportuno", señala Arconada.