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Tribuna
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Gas Natural, el tercer intento

Son muchas las noticias que llaman la atención en el actual contexto económico por su gravedad. Desde la confianza en el refranero cuando sentencia 'que después de la tempestad viene la calma' -¡que pocos asideros nos quedan!- escribo estas líneas sobre un tema que podría resultar de menor interés por aquello que lo urgente se suele anteponer a lo importante.

Gas Natural ha demostrado la firme intención de convertirse en uno de los primeros operadores energéticos de nuestro país al amparo de la liberalización del sector con idea de convertirse en 'multinacional de servicios energéticos'.

'A la tercera va la vencida'; con la operación de adquisición de Unión Fenosa, a través de la compra a ACS de su 45,30% previa a una opa, todo parece indicar, que a diferencia de los dos anteriores intentos -Iberdrola y Endesa- por razones que más vale dejar en el baúl de los recuerdos, ésta vez sí podrá alcanzar el éxito y convertirse en el tercer operador del Reino y uno de los principales a nivel mundial, a la vista de su fuerte implantación en Hispanoamérica.

Para que decir que en sectores estratégicos liberalizados y de capital intensivo, la fortaleza es condición necesaria para el mantenimiento de un buen servicio y nivel de inversión siempre que se cuente con las adecuadas exigencias del regulador. La experiencia norteamericana, con atomización de operadores y bajos niveles de servicio, son buena prueba de ello. De hecho, la atomización de competidores no implica 'per se' ventajas para el consumidor, sino más bien al contrario.

La operación está en pleno proceso jurídico y en 'manos' de los reguladores en el espinoso y arduo camino que conllevan estas operaciones, más cuando de sectores estratégicos se trata, y en el que se suelen contraponer dos valores que aparentemente son antitéticos cuando de concentración de cuota de mercado se refiere: fortaleza empresarial y a la postre del país, versus las presuntas bondades de una amplia competencia.

De hecho, no ha faltado quien apunte que la operación produciría efectos negativos en los consumidores y que en todo caso era necesario que la compañía resultante desinvirtiera en activos. Seguro que no faltarían compradores.

Por otro lado, si bien el Estado aún no ha cumplido con la sentencia contraria al decreto anti-EON, lo cierto es que no se ha abierto expediente y de la actitud del regulador energético respecto a la operación Gas-Fenosa, parece desprenderse su idea de que la operación tiene ventajas pro-competitivas incluso a nivel local.

En cualquier caso esta renuncia del regulador va en línea con las adquisiciones de la escocesa Scottish Power o de la norteamericana Energy East por Iberdrola. Resulta clara la conciencia en todos los ámbitos de la Administración de la necesidad e interés general de potenciar el sector.

Y esta es la clave: ¿qué le interesa más a los consumidores? ¿Dos operadores controlando ellos solos una muy relevante cuota del mercado o la incorporación de un tercero con parecida fortaleza nacido de la operación Gas-Fenosa? La respuesta es pagada.

Ahora bien, si en el camino hay que desprenderse de activos relevantes, el nacimiento de un tercer operador con músculo para competir en el mercado internacional se desnaturalizaría y ello resulta doblemente importante por cuanto Gas Natural se tiene que enfrentar al gigante Sonatrach por nuestra conocida dependencia del gas argelino no exenta de problemas. La empresa estatal argelina suministra entre el 35% y 40% de gas natural a nuestro país, y aumentará hasta el 50% con el nuevo gasoducto de Medgaz que ya cuenta con el permiso del Ministerio de Industria para operar en España.

Antecedentes de corte de suministro de productos energéticos vitales por razones políticas y económicas decididos unilateralmente por el país exportador encontramos en la propia Rusia con el corte de gas a Ucrania en 2006 y el corte de petróleo a Alemania en 2007.

Resulta incuestionable que cuanto mayor sea la fortaleza de Gas Natural, y en consecuencia la 'isla energética' que es España, existirá mejor posición ante eventualidades como las indicadas y ante las nuevas circunstancias a las que se tendrá que enfrentar. No sólo se trata de una cuestión de mercado, competencia o libre iniciativa empresarial, sino que se puede sostener que estamos ante ineludibles intereses nacionales.

Enrique Morera. Abogado y profesor del IESE

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