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Secretos de despacho
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Señorío en Fibanc Mediolanum

Carlos Tusquets trabaja en un amplio y confortable espacio dentro de un palacete.

El escenario es distinguido. Carlos Tusquets, de 57 años, ocupa el palacete Abadal, ubicado en uno de los enclaves más señoriales de la Diagonal de Barcelona y que fue adquirido en 1995 a Joan Gaspart, al frente del grupo hotelero Husa. Se trata de un edificio protegido al que le han realizado una serie de ampliaciones, de acuerdo con las directrices marcadas por la Generalitat, para dar cabida a la ampliación de negocio y a los 250 profesionales que trabajan directamente en la central de Fibanc Mediolanum.

La reformas las tuvieron que efectuar bajo tres premisas: respetar la primera planta del edificio, donde Carlos Tusquets tiene su despacho, mantener la fachada y el artesonado interior y no eliminar el jardín. 'Bajo estos condicionantes me permitieron crecer, y hemos multiplicado por tres los metros cuadrados porque lo hemos ganado a la zona de la piscina, sin necesidad de levantar un edificio nuevo', recuerda con orgullo el presidente de la entidad. Y añade que el conjunto le recuerda a la zona de despachos donde están ubicados los hedge funds en el distrito londinense de Mayfair y donde está instalada la banca privada en Suiza.

Los comienzos de Fibanc Mediolanum fueron más discretos. Carlos Tusquets dejó el Banco Unión para montar en 1985 una gestora de fondos de inversión, fruto de todo el conocimiento adquirido por mandato de su jefe más reciente, Isidro Fainé, quien le pidió que explorara el potencial que tenían los fondos de inversión en Estados Unidos y en Gran Bretaña. Fainé se fue a La Caixa, quiso llevarse a Tusquets, pero en la entidad le negaron el fichaje. 'Así que decido implantar las ideas que tengo, ya que mi protector no las puede desarrollar'. Y así nació la gestora, creada conjuntamente con su socio, Alejandro Pérez-Calzada, y convertida en 1989 en banco.

En el año 2000, el grupo italiano Banca Mediolanum adquirió el 66,3% del banco catalán. 'Fuimos pioneros, porque los fondos de inversión eran algo marginal en España y desarrollamos el primer fondo en otras divisas, además del primer fondo exclusivo para asociaciones profesionales. Innovar me llena', asegura. Más que ejecutivo, se define como creativo, 'me gusta hacer algo diferente a lo que hacen los demás'.

Para Tusquets, es esencial saber lo que se quiere y cuáles son los objetivos, tanto cualitativos como cuantitativos. 'Es necesario tener los cimientos para construir el sueño y que éste sea alcanzable'. Para no olvidar detalle, anota todos los objetivos y todo lo que le acontece a lo largo del día en una libreta. 'Lo más importante es trabajar sabiendo lo que se pretende y lo que se quiere hacer, aunque luego lo vayas variando. No soy nada planificador ni germánico, aunque sí ordenado de ideas'.

Y asegura que en la actual crisis, el sector no puede encorsetarse a lo que diga el regulador. 'Hay que darle un margen a la competencia y a la creatividad en lo que pueda necesitar un cliente'. Lo que sí cree es que no hay que esconderse, es el momento de estar en contacto con el cliente, saber lo que siente. 'Y es el momento de comprar. ¿Qué hace ahora el mayor inversor, Warren Buffett? Comprar. Ahora hay que invertir y, cuando haya euforia, si acaso, hay que vender'.

Para Tusquets, esta 'crisis pasará y el mundo seguirá avanzando', dice este banquero, criado en el ambiente de las finanzas. Su abuelo fundó la Banca Tusquets en 1899, año en el que se creó el FC Barcelona, equipo del que fue tesorero cuando lo presidía José Luis Núñez. La entidad financiera familiar fue absorbida en la década de los cincuenta por el actual Santander. 'Ya en aquella época, mi familia ponía en marcha cosas innovadoras, como las cuentas corrientes con interés. Siempre hemos sido creativos'. Y siempre tuvo inclinación por la economía, se doctoró en esta rama con una tesis sobre los fondos de inversión y la financiación de la economía productiva.

El fútbol, una pasión

El despacho de Carlos Tusquets es confortable y muy amplio. De la decoración se han ocupado el arquitecto de interiores Jordi Galli y su esposa, a los que dejó total libertad creativa, menos en alguna sugerencia. 'Quería una mesa grande donde pudiera trabajar y, a la vez reunirme; lo demás me daba un igual'.La habitación tiene unos grandes ventanales por los que entra una gran dosis de luz natural. A pesar de ello, le gusta crear un ambiente cálido con los halógenos, que disparan luz indirecta desde la pared. Tiene acceso directo al jardín, al que accede para meditar. Trabaja rodeado de objetos especiales para él, como una escultura de un tostador con seis jugadores de fútbol a modo de tostada. 'Me hace gracia, porque cuando estaba de tesorero en el Barça me decían que tenía a la plantilla quemada'.El sofá es un modelo Chester, 'me dejé aconsejar, pero dije que no lo quería blando para que nadie se quedara dormido'. Guarda fotos, réplicas de coches, un cheque de una peseta de la Junta Sindical de la Bolsa de Barcelona y muchas gafas de lectura.

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