Camino de una PAC más ágil

Quizá la mejor prueba de que la Política Agrícola Común europea (PAC) necesita modernizarse es el esfuerzo que requiere introducir cualquier ligero retoque en su gestión. Ayer, los ministros de Agricultura de la UE lograron cerrar una mínima reforma de la PAC, pero sólo después de más de un año de consultas previas, varias rondas de negociación y una maratoniana recta final que arrancó el miércoles y terminó a las 7.30 de la mañana del jueves. Tras tan trabajosa labor, los 27 ni siquiera consiguieron la unanimidad y la reforma se aprobó con la queja infructuosa de países como Reino Unido.

El acuerdo, en cualquier caso, supone un paso en la dirección correcta hacia una PAC más ágil y ajustada a las necesidades de producción agrícola europea. La modernización de la PAC, además, permite a Europa defender con mejores credenciales la liberalización de los mercados internacionales. Una baza crucial en un momento de marasmo económico mundial en el que la conclusión de la siempre postergada ronda de Doha de la OMC se ha convertido en una prioridad para todo el planeta, impulsada por los acuerdos de la reciente cumbre de Washington,.

El principal cambio en ese sentido es que la UE avanza en el llamado desacoplamiento del sistema de subsidios para no alentar una producción que inunde el mercado de excedentes. Al tiempo, aumenta el recorte de las ayudas directas, que son las que más distorsionan la competencia, desde el 5% actual hasta el 10% en 2013. La rebaja será un 4% mayor para los beneficiarios que reciben más de 300.000 euros al año.

No se trata de dinero perdido para el sector porque el ahorro se reinvertirá en desarrollo rural, una política que bien gestionada puede ayudar tanto a mantener la producción agrícola europea como a preservar el medio ambiente. En España, según los cálculos del Ministerio de Agricultura, el cambio afectará al 23% de los agricultores, con una pérdida asumible de 163 millones de euros que podrán recuperarse a través de otros capítulos.