Un cuarto de siglo de Confebask
La patronal vasca celebra hoy sus 25 años de vida, una etapa en la que han tenido que atravesar momentos muy duros por la amenaza y el chantaje de ETA. Su presidente resalta el trabajo realizado por los empresarios en pos del desarrollo y la modernización de Euskadi
Confebask celebra hoy su XXV aniversario. Una fecha importante, emotiva, repleta de esfuerzos, de esperanzas, de sueños y realidades, que, como todo proyecto compartido, ha sido posible por la aportación desinteresada de muchas personas, algunas desgraciadamente ya ausentes, a las que también es momento de agradecer y homenajear. Gracias a la labor de estos 25 años, puedo afirmar que Confebask es hoy en día una institución consolidada, reconocida y respetada, tanto en nuestra comunidad como fuera de ella. Una institución que ha sabido proyectarse como agente dinámico y referencial dentro de la sociedad vasca y que ha formado parte clave de su proceso de configuración, construcción y desarrollo.
Nacimos para representar y defender los intereses empresariales, la competitividad de nuestras empresas y la labor e imagen del colectivo, pero nadie puede negar que hemos sido también una organización comprometida con Euskadi, con su progreso, con su mejora permanente, aportando iniciativas y liderazgo y siendo siempre muy conscientes de nuestra responsabilidad social e institucional.
Incluso en circunstancias políticas y socioeconómicas particularmente delicadas, en momentos a veces tan difíciles e inciertos como los que a lo largo de estos 25 años ha atravesado Euskadi, hemos tratado de hacer frente con afán de servicio a los retos, de acompañar el esfuerzo de nuestras empresas, trabajando codo a codo con las instituciones y con todos aquellos agentes socioeconómicos que han participado, como nosotros, en las profundas y a menudo vertiginosas transformaciones que ha vivido este país.
Por un lado, la inequívoca apuesta por el marco autonómico y por instrumentos como el Concierto Económico, así como la aceptación de un nuevo modelo sindical y de relaciones laborales basado en el diálogo social, el respeto al interlocutor y la participación sin reservas en los órganos de encuentro que fueron surgiendo.
Por otro lado, la asunción de la difícil situación de deterioro que en su imagen y consideración social sufría en aquella época el empresariado, sometido al mismo tiempo al chantaje terrorista y a la violencia en todas sus formas, incluida la del asesinato. Lejos de arrojar la toalla, abordamos sin complejos, la superación del aislamiento y el descrédito mediante una presencia pública serena y moderada y unos posicionamientos claros, rigurosos, profesionales en lo referente a nuestro papel social y de firme rechazo y resistencia en lo relativo a la lacra del terrorismo.
Poco a poco fue cambiando la imagen del empresario. Hoy, totalmente superada aquella época, es visto como un ciudadano más, amante de su país, profundamente enraizado en él, que, con sus defectos y sus virtudes, ha hecho un gran esfuerzo de adaptación y modernización y que, pese a las dificultades, sigue luchando para superar los mil y un retos que en su día a día se le siguen planteando.
De forma simultánea a lo largo de este tiempo se han producido en la sociedad vasca importantes acontecimientos que unas veces hemos vivido como testigos y otras como indiscutibles protagonistas. Entre estos últimos y, de forma destacada, la gran transformación socioeconómica vivida y cuyo mérito todavía lo es más por tener como punto de partida la reconversión industrial y el práctico total desmantelamiento de nuestro tejido productivo. Partiendo de una base tan difícil, con pocos recursos, pero con mucha capacidad de superación y de esfuerzo, hemos ido construyendo una economía moderna y competitiva que ha dado no sólo prosperidad económica al País Vasco, sino también social, con niveles de renta, ocupación y empleo muy destacables y que han tenido en la empresa su mejor puntal de impulso y apoyo.
Han sido años en los que hemos llevado a cabo grandes apuestas: por nuestros recursos humanos, por su formación, motivación y seguridad, por incrementar el nivel tecnológico de nuestras empresas y equipamientos, por la calidad, innovación y valor añadido de nuestros productos, por la internacionalización, la sociedad de la información o el cambio estructural de nuestras empresas, buscando el mejor acomodo posible en el nuevo modelo económico que nos plantea un mundo global, competitivo, exigente y cambiante.
Pero los éxitos del pasado no garantizan su repetición en el futuro. Si hoy estamos donde estamos es porque antes hemos trabajado muy firme. Es por ello que tendremos que seguir haciéndolo, especialmente en momentos complicados que, como el actual, nos sitúan frente a coyunturas de crisis, retos e incertidumbres.
También en este caso podemos asegurar que los empresarios vamos a estar ahí, que haremos los esfuerzos necesarios para que el impacto de la situación que atravesamos sea el menor posible. Con serenidad, con trabajo, con rigor seguiremos apostando por el país y su desarrollo y aportando nuestras ideas a las instituciones y agentes que, junto a nosotros, deberán sentar las bases sobre las que apoyar la superación de este delicado momento.
Ese es nuestro cometido y nuestro espíritu. Pasadas las celebraciones y los recuerdos, Confebask y las empresas vascas continuaremos trabajando como el primer día, mirando hacia delante con decisión, haciendo frente a nuestras responsabilidades económicas, sociales e institucionales, contribuyendo a que dentro de otros 25 años podamos sentirnos satisfechos de lo logrado por nuestra economía, nuestras empresas y el conjunto de la sociedad vasca. Un proyecto éste de ayer, de hoy y de mañana. El nuestro. El de los empresarios vascos.
Miguel Lazpiur Lamariano. Presidente de Confebask