Reconocimiento de voz e iris para elevar la seguridad aérea
Los sistemas biométricos facilitan la labor de control.
Los atentados del 11 de septiembre pusieron en jaque a todos los gobiernos. Que personas pudieran colarse en aviones cargados con cuchillos puso en duda cualquier tipo de seguridad en los aeropuertos. El pánico se apoderó de la población. Tras el suceso se desencadenó una de las mayores crisis del sector aéreo, sólo superada por la que actualmente están padeciendo en sus propias carnes.
Todos los gobiernos en cadena se afanaron por exigir intensas medidas de seguridad en los aeropuertos, algunas veces ineficaces -como se comprobó en el atentado fallido de Londres en 2006-, siempre causantes de largas esperas en las salas aeroportuarias. El rápido desarrollo tecnológico ha permitido que, siete años más tarde, un paseo por un aeropuerto sea totalmente diferente al realizado entonces.
El reconocimiento de las personas a través de sus huellas dactilares, los sistemas de reconocimiento facial, el escáner del iris y la retina y los sistemas de verificación de voz son algunos ejemplos de hacia donde están virando los sistemas de seguridad aeroportuarios, tantas veces puestos en duda tras los atentados del 11-S.
Paul de Villers, presidente del proveedor de tecnología Amadeus considera que la aplicación de modernos sistemas de tecnología mejora 'indudablemente' la seguridad aérea. 'El hecho de que el iris pueda proporcionar al segundo toda la información penal de una persona facilita mucho la tarea' recalca De Villers.
Polémica
Sin embargo, el desarrollo de los estos sistemas ha alcanzado tales avances que se ha llegado a utilizar un escáner de rayos X que permite 'desnudar' a los pasajeros. Este hecho ha iniciado la polémica acerca del Gran Hermano que parece haberse instalado en ciertos aeropuertos. Este sistema -que ya se utiliza en el aeropuerto Phoenix Sky Harbor en Arizona y en el de Domodédovo en Moscú- ha sido fuertemente criticado. La Unión de Libertades Civiles estadounidense reprochó en su momento que 'esta tecnología ofrece un extraordinario potencial para el abuso'.
Dada la polémica, la mayoría de los aeropuertos han optado por comenzar su carrera hacia la seguridad, primero, con otros sistemas: los biométricos. æpermil;stos son un conjunto de tecnologías digitales que utilizan rasgos físicos de las personas como un medio de autenticación. Existen diversos mecanismos biométricos que se utilizan para identificar unívocamente a un individuo y que utilizan diferentes características tales como las huellas dactilares, el iris del ojo, la imagen facial o el reconocimiento de la voz.
Los aeropuertos de toda Australia, Suecia y algunos de París, Alemania y Reino Unido ya tienen integrados estos sistemas de identificación que permiten ahorrar hasta 30 minutos a la hora de pasar los controles de la frontera. El presente y futuro de la seguridad, asegura De Villiers, se encamina hacia este tipo de sistemas. En un intento de constante innovación, empresas como IBM y Nec están desarrollando nuevos programas que pasan incluso por analizar el lenguaje corporal de los pasajeros para intentar descubrir a cualquier sospechoso de cometer un atentado. El hecho de que cada año más de 800 millones de viajeros pasen a través de controles 'básicos' de seguridad representa todo un negocio para las empresas que desarrollen tecnología orientada a la identificación del usuario.
General Electric, por su parte, acaba de patentar una tecnología que ha aplicado a sus puertas de seguridad (llamadas EntryScan) que permite detectar sustancias como narcóticos y explosivos mediante la emisión de bocanadas de aire. Esta tecnología, denominada Ion Trap Mobility Spectometry, funciona de la siguiente manera: cuando una persona está en contacto con material explosivo o narcóticos, las partículas que se desprenden permanecen adheridas a la piel. Al pasar por el EntryScan, la persona recibe una serie de bocanadas de aire. La fuerza del aire es capaz de desprender estas partículas, que son capturadas y analizadas automáticamente por la máquina.
Todos estos avances quedan, sin embargo, un poco lejos de España. Ningún aeropuerto nacional ha instalado aún sistemas biométricos en sus recintos aunque, según AENA hay una clara intención de que se comiencen a colocar próximamente. De hecho ya se están haciendo pruebas en los sistemas de control del organismo a través de huellas dactilares.
Ahórrese más de una hora de espera
Están pensados para ahorrar costes a las aerolíneas, pero lo cierto es que benefician del mismo modo a los pasajeros. Los chips en el móvil para facturar y embarcar, con los datos que quedan allí registrados, y los sistemas para localizar el equipaje de una manera rápida (en 2007 las pérdidas o retrasos en las maletas costaron a las aerolíneas 3,8 millones de dólares) están comenzando a ser usados por las compañías aéreas en un intento de reducir al máximo sus costes. British Airways y Spanair son las pioneras en el uso de unas tecnologías que Amadeus empieza a considerar como parte estratégica de su negocio. Pero el beneficio es doble: los pasajeros pueden llegar con menos horas de adelanto a los aeropuertos porque los tiempos de espera son menores. La demora puede reducirse hasta 90 minutos.