La estética a través del tiempo y los objetos
Feriarte ofrece a sus visitantes más de 19.000 antigüedades y obras de arte certificadas.
La paleta de Joaquín Sorolla plasmó la luz de la ribera mediterránea con vehemencia. El paisaje y las gentes de la costa levantina impregnaron su obra, hasta convertir al pintor en el máximo exponente del costumbrismo marinero. Hoy, sus dotes perceptivas y plásticas estarán presentes en Feriarte. El óleo de la galería Dolores Camargo, titulado Playa de Valencia, es la joya de la trigésimo segunda edición de la Feria de Arte y Antigüedades, que se inaugura en Ifema este sábado. 'Es una pieza única', presume uno de los responsables de la tienda. ¿Su precio? 1,5 millones de euros.
Con este cuadro, el artista valenciano repite primer puesto en el top de los más cotizados de la convocatoria. El año pasado otra de sus representaciones (también denominada Playa de Valencia) fue la pieza más cara de cuantas se exponían, con un importe de 2,1 millones de euros.
No obstante, los bolsillos más humildes, incapaces de acceder al lienzo de Sorolla o al de la polaca Tamara de Lempicka, Suzane au Bain (valorado en 1 millón de euros), también tienen propuestas a su alcance dentro del salón. A partir de 100 euros, los coleccionistas pueden hacerse con un grabado del estilo japonés Ukiyo-e o adquirir, desde 550 euros, una de las fotografías vintage, en blanco y negro coloreado, firmadas por Kusakabei Kimbei a finales del siglo XIX.
Hasta el próximo domingo 23 de noviembre, Feriarte exhibirá un catálogo de más de 19.000 obras y objetos de todas las disciplinas (pintura, escultura, orfebrería, muebles o tapices), con un mínimo de 100 años de antigüedad. Un viaje insólito por la historia y la geografía de la estética que hace convivir, por ejemplo, un relieve egipcio del Imperio Nuevo, fechado en torno al 1279-1213 a C, con una chaise-longue de art déco francés.
La excepción a tanta solera artística corre a cargo de los autores contemporáneos, emplazados también en el evento. Pablo Picasso, Antonio Saura, Antoni Tàpies, Joan Miró, Antonio López o Miquel Barceló engrosan esta lista, que además cuenta con un óleo del cotizado Lucio Fontana (Concetto spaziale. Atesse, 1961). La pieza más reciente de las ofertadas es un hierro pintado por Jaume Plensa, Latent, de 2003.
Tanta diversificación de precios, épocas y estilos es el resultado de la numerosa concurrencia de anticuarios y galeristas. Este año se reúnen, en Feriarte, 170 expositores directos. Su participación convertirá la cita en una importante plataforma comercial para el sector dentro de España, y también de puertas para fuera. Hasta 14 anticuarios y galeristas extranjeros, procedentes de Alemania, Francia, Portugal, Siria, Irán y Bélgica, intervienen en la muestra.
Además de la internacionalización, la feria apuesta por la calidad. La autenticidad y el buen estado de conservación de las obras están certificados por un grupo de 50 expertos en la materia, que en los días previos a la apertura se han ocupado de revisar exhaustivamente el inventario.
El objetivo es garantizar a los visitantes la valía de sus adquisiciones, evitando los posibles recelos que puede implicar una compra de estas características.
El crédito de Feriarte como punto de venta está avalado, asimismo, por su volumen de negocio, que se calcula sobre los 11 millones de euros. Desde Ifema, explican que los agentes del ramo realizan aproximadamente el 25% de su facturación anual en el certamen. La caja que harán este año es aún una incógnita, pero los organizadores de la feria exhiben buen ánimo. De hecho, subrayan que la inversión en arte es la mejor opción ante una coyuntura económica difícil, por lo que las expectativas son altas.
Mobiliario de abolengo para la casa actual
La decoración de interiores tiende a la fusión de lo antiguo y lo moderno. Los muebles y los objetos de época se entremezclan con los de nuevo cuño, revistiendo las estancias del hogar con elegancia y distinción. Feriarte recoge diversas propuestas en esta línea, para la delicia del público. Así, tendrán hueco dentro de la convocatoria, desde el mueble clásico español hasta el art déco francés, pasando por los estilos italiano y ruso.Entre las piezas de tradición española, el anticuario Tomás Pérez presenta un escritorio del siglo XVIII, lacado en rojo y parcialmente dorado que combina la temática floral y la chinesca, con una alusión al grial en el copete. También destaca una pareja de consolas españolas en talla dorada, en el stand de Javier Martí. Por su parte, Eufemio Díez-Monsalve luce en la muestra un bargueño castellano de 1620, en madera de nogal dorada con columnas de hueso (en la fotografía de arriba). Y Curro Servera exhibe una cómoda Carlos IV, datada a finales de siglo XVIII en Mallorca.