¿Es la hora de invertir los ahorros en arte?
Es habitual ver cómo los brókeres compran o venden acciones en Wall Street y, dependiendo de sus movimientos, el valor de las participaciones sube o baja. El mercado de las obras artísticas tampoco esquiva la relación entre la oferta y la demanda, pero sus fluctuaciones parecen menos caprichosas.
Resulta difícil imaginar que el precio de un Picasso o un Van Gogh pueda sufrir un batacazo, como ha ocurrido con ciertos activos bursátiles en los últimos tiempos. Por ello, ante la adversidad económica, siempre surge la misma duda. ¿Es éste el mejor paraguas contra el chaparrón?
Según el presidente de la Asociación de Anticuarios de Madrid, Daniel Cardani, 'en tiempos de crisis, el arte se consolida como un valor refugio'. El especialista lo tiene claro: 'cuando fallan los activos inmobiliarios y financieros, se pierde la confianza en la banca e, incluso, en los depósitos; las obras de arte permanecen'.
Carmen Merino, organizadora de Artemanía y anticuaria de Patrick Moore, también apunta en esa dirección. Sin embargo, introduce un matiz: 'éstos son valores más conservadores que las propiedades inmobiliarias, por ejemplo, y los agentes del sector preferimos que lo sean'. Para ella, aquí no es bienvenida la especulación, al menos en lo que a piezas clásicas se refiere. En el arte contemporáneo, Merino sí reconoce que esta práctica es muy frecuente.
'Hacer patrimonio'. En opinión de la experta, ése es el objetivo que debería impulsar dichas inversiones. 'A la larga, estas piezas se revalorizan', detalla. Cardani, por su parte, lo ratifica: 'el tiempo juega a su favor'. Más que cualquier otro factor, el anticuario enfatiza que este bien es una buena opción, porque 'siempre está ahí, no se desvanece, y su valor no depende de ningún mercado incontrolable'.
En todo momento, habrá quién quiera una buena obra, pero no todas lo son. æpermil;sa es la premisa. De ahí que a la hora de comprar también sea determinante saber hacerlo.
La trayectoria de los galeristas y su consejo puede ser la mejor ayuda a la hora de decidirse. Asimismo, Carmen Merino asegura que 'hay infinidad de cosas bonitas y de calidad'. Así que la recomendación es llevarse un objeto que guste. 'Lo más importante es que el producto adquirido es una obra de arte, algo que siempre es un privilegio y que sólo aporta satisfacciones a su poseedor, entre ellas su disfrute cotidiano', afirma Cardani.
Respecto a las tendencias al alza, Merino afirma que los clientes se interesan por 'las piezas más exclusivas, de las que no se han realizado muchas unidades'. 'Igual que ocurre con los vestidos, que nadie quiere ver que otro lleva puesto el mismo', dice Merino. Por otra parte, el coleccionismo está embebiendo a un público cada vez más joven, tal y como era tradición en el resto de Europa.
En contra
No todas las voces aplauden la compra de arte como una inversión segura. Juan Pablo Blanch, abogado, economista y profesor del CEF, es muy critico al respecto. 'En esta crisis de liquidez y solvencia, ha desaparecido el ahorro mundial. En ese sentido, tienen que bajar todos los sectores, incluido el arte', puntualiza Blanch. Según sus estimaciones, 'las primeras firmas, esas obras que salen de las casas de subastas más prestigiosas, como Christie's y Sotheby's, han caído un 10%, y las segundas figuras llegarán a bajar hasta el 40%'. El profesor explica que 'entre 1995 y 2006, hubo una burbuja especulativa en el mundo del arte que hizo cotizar muy alto estos activos. Ahora esta burbuja también ha pinchado'.
Blanch, que dibuja la coyuntura económica como 'una L', en la que la depresión es sostenida, y no como 'una V', en la que una vez tocado el mínimo la situación repunta, es consciente de que 'el precio del arte siempre caerá menos que el de un fondo de inversión'. Sin embargo, sugiere otras fórmulas que pueden ser menos volátiles. 'Es más seguro poner el dinero en un cajón, y también están los bonos del Estado y el oro'.