GM se desploma en Bolsa mientras en Washington se negocian ayudas
General Motors se desplomó de nuevo ayer en el mercado hasta niveles no vistos desde 1943. Con los títulos cotizando por debajo de tres dólares y una capitalización de apenas 1.782 millones de dólares, su futuro pasa por la bancarrota, que desde el sector se considera como la peor opción, o por una inyección de capital por parte de Washington.
El lunes, en su primera visita a la Casa Blanca, el presidente electo de EE UU, Barack Obama, pidió a George Bush una ayuda inmediata pero con condiciones para las automovilísticas de Detroit. La Administración es reticente y, según publicaba ayer The New York Times entre otros periódicos, el presidente dijo que habría ayuda si el Congreso apoya la aprobación de un tratado de libre comercio con Colombia que los demócratas, mayoría en las cámaras, no aceptan en sus términos actuales.
Fuentes de la Casa Blanca mostraron ayer su descontento con la filtración de esta conversación entre los dos políticos y afirmaron que Bush no había planteado la negociación en esos términos.
Obama y los demócratas del Congreso, preocupados por el impacto económico que podría provocar el hundimiento de la primera automovilística, quieren que las tres de Detroit puedan tener acceso al TARP, o Plan Paulson para salvamento de la banca. Este plan está dotado de 700.000 millones de dólares. Pero Henry Paulson, secretario del Tesoro, no quiere ampliar el programa a entidades no bancarias.
Para la industria, el factor tiempo es importante porque GM, Ford y Chrysler están quemando el dinero que tienen en su caja a una velocidad mucho mayor que la que se temía.
En el caso de GM, los analistas de Buckingham Research Group afirman que necesita más de 10.000 millones de dólares para que pueda funcionar hasta finales de este año. La propia GM afirmaba la semana pasada que podría no tener efectivo para acabar este ejercicio.
Las empresas dicen que necesitan entre 25.000 y 50.000 millones de dólares. Hasta ahora se les ha concedido 25.000 millones en préstamos para ayudarles a adaptarse tecnológicamente para producir coches de consumo eficiente. La Casa Blanca, de momento, solo es partidaria de dar salida de forma acelerada a este dinero que no cubre el problema de Detroit.
La opción de la bancarrota por parte de GM está siendo objeto de debate. Desde la empresa, donde no se pierde de vista el ejemplo de Delphi, se afirma que no puede ser una opción porque no soluciona el problema de la liquidez y precipitará aún más las ventas. Además, la entrada en la bancarrota obligaría a la compañía a romper parte de sus contratos con los concesionarios por lo que el shock a la economía estaría garantizado.