Caja Madrid inicia las elecciones más polémicas
El mecanismo electoral para renovar los órganos de gestión en Caja Madrid dará comienzo hoy en Ifema a las cinco de la tarde en medio de una trifulca política. El máximo responsable de la entidad, Miguel Blesa, que en su día fue propuesto en el cargo por Partido Popular, cumple en estos momentos 12 años al frente de la segunda caja de ahorros española. æpermil;ste sería el plazo máximo de mandato que debería ostentar si no fuera porque en los estatutos de Caja Madrid existe una disposición transitoria que le puede habilitar para un nuevo mandato de otros seis años.
Sin embargo, el equipo de Esperanza Aguirre no hace esa lectura y está utilizando toda la artillería que tiene a su alcance para impedirlo. El número dos de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, considera que la ley está clara y que la disposición a la que se 'aferra' Miguel Blesa para continuar en el puesto estipula que debe ser 'el sector' que lo eligió quien decida renovarle o retirarle su confianza. Desde su punto de vista, el sector se refiere a la Asamblea de Madrid, donde Esperanza Aguirre cuenta con la mayoría absoluta, que le permitiría proponer a otro candidato.
Pero eso no quiere decir éste saliera elegido. Es más, probablemente no saldría, a no ser que Aguirre contara con otros apoyos, por ejemplo el de los socialistas, pero incluso con ellos necesitaría cambiar la Ley 4/2003, de 11 de marzo, de Cajas de Ahorros de la Comunidad de Madrid, para aumentar el peso de la Asamblea de Madrid en los órganos de gobierno de la entidad, que actualmente es sólo del 12,50% frente al 31,25% de los ayuntamientos a cuyo frente está su rival Alberto Ruiz Gallardón.
En la etapa de Miguel Blesa, Caja Madrid ha multiplicado por doce el beneficio y por cuatro los activos, erigiéndose en la cuarta entidad del país
Dicho y hecho. El consejero de Economía, Antonio Beteta anunció el pasado martes que la propuesta de reforma de la normativa estaría lista antes del lunes. Sólo faltaba que el Consejo de la Asamblea de Madrid lo aprobara el jueves, pero las conversaciones entre socialistas y aguirristas la noche anterior dieron al traste con sus objetivos. La presidenta aplazó su decisión a la espera de convencer antes a los socialistas del PSM, liderados por Tomás Gómez.
Gómez, por el contrario, no quiere entrar en una batalla que no es la suya sino del Partido Popular y que sólo se explica por la rivalidad entre Aguirre y Gallardón. El entorno del alcalde de Madrid aparece ahora como el principal valedor de Miguel Blesa. Pero no es, ni mucho menos, el único.
El consejo de administración de Caja Madrid, formado por 21 miembros, aprobó el pasado 20 de octubre el inicio del proceso electoral. A esta propuesta sólo se opusieron siete consejeros, de los cuales cuatro son del PP (Estanislao Rodríguez-Ponga, José Manuel Fernández Norniella y Mercedes Rojo, por parte de los impositores, junto con Ricardo Romero de Tejada, de la Asamblea de Madrid) y otros tres vinculados al PSOE. El resto de los consejeros, incluidos los que provienen de la representación de municipios, empleados y entidades representativas, dieron su apoyo al presidente de la caja.
æpermil;se fue realmente el pistoletazo de salida de las elecciones, sin embargo, la materialización de la misma se concreta hoy con la celebración de la asamblea extraordinaria. Realmente la importancia de esta asamblea es más simbólica que otra cosa, porque en ella no se va a decidir ni mucho menos la permanencia o salida de Miguel Blesa en la caja, sino que únicamente se tratará de votar los 13 consejeros que se integrarán la asamblea general en representación de las 11 entidades representativas (CEOE, Cepyme, universidades, etc.) que proponga el consejo.
Esto es algo que ocurre por primera vez y responde a la ley del año 2003 que intentaba incorporar a otros estamentos de la sociedad en la asamblea de la caja para que hubiera más diversificación. De hecho, el proceso electoral, propiamente dicho, que supondrá la renovación de la mitad de los consejeros que tiene la asamblea no tendrá lugar hasta octubre de 2009, momento en el que se agotan los mandatos de los representantes elegidos por la Asamblea de Madrid y los municipios, a los que se unen los que ahora se eligen por entidades representativas. En total, 172 de los 320 consejeros que forman la asamblea de la caja.
La elección de todos ellos es de suma importancia ya que son los que eligen a los 21 miembros que forman el consejo de administración, que a su vez es el órgano encargado de elegir al presidente de la entidad. El resto de consejeros generales de la asamblea: 112 provenientes de los impositores o clientes, también con tintes políticos, 36 de los empleados y 32 las entidades representativas no se renovarán hasta 2012 cuando expire su mandato.
Además del respaldo que tiene en el consejo de administración, a Miguel Blesa también le avalan unas buenas cifras económicas. En su etapa, de 1996 a 2007, la caja madrileña se ha convertido en la cuarta entidad financiera del país. Ha multiplicado por 12 su beneficio y por cuatro sus activos. El ratio de eficiencia se encuentra en el 40,9% y su core capital se sitúa en el 7,41%. Tiene una presencia internacional diversificada y una estrategia de participadas con las que ha ido obteniendo pingües plusvalías. Por ejemplo, la venta de la participación de Endesa le supuso unas plusvalías de 2.333 millones de euros en 2007.
La caja considera, por tanto, que en un momento de crisis financiera como el actual no debería haber injerencias políticas para no dañar la gestión de la entidad y los intereses de los clientes. En esa misma línea, se ha pronunciado numerosas veces Juan Ramón Quintás, presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), quien el pasado viernes abogaba por bajar el peso de la representación política en estas entidades del 50% actual al 25%. Parece lógico, sobre todo después de las turbulencias vividas que las cajas prefieran tener en sus órganos de gestión más gestores capaces y menos políticos.
No piensa así Esperanza Aguirre. Para la asamblea de hoy ha pedido a los consejeros generales nombrados por el PP que voten en contra de los 13 consejeros de entidades representativas. Por su parte, Tomás Gómez, ha solicitado la abstención. Pero salga lo que salga, la maquinaria electoral que decidirá a largo plazo quien ocupará el sillón presidencial en Caja Madrid ya está en marcha.