Washington I, no Breton Woods II
Dicen que en las negociaciones de paz conviene desalojar de la sala a los historiadores, porque siempre acaban recordando algún agravio imperdonable o alguna derrota humillante que al final impide el acuerdo. El G-20 que el próximo 15 de noviembre intentará poner en marcha en Washington un proceso de reforma del sistema financiero también debería expulsar a la primera delegación que invoque Breton Woods (BW) como referencia.
En primer lugar, porque como ha explicado hoy (8 nov.) Gabriel Tortella en un artículo en El País, la conferencia de Breton Woods en 1944 buscaba una solución para los problemas monetarios de la época, mientras que ahora se trata de reformar el sistema financiero.
Además, como recordó recientemente el parlamentario europeo del grupo Popular José Manuel García-Margallo, los acuerdos originales de BW saltaron de facto por los aires cuando Nixon decidió abandonar el patrón oro en 1971. Así que, en todo caso, ahora no tocaría BW II, sino III.
Y por último, porque desde la estampida de EE UU, los organismos multilaterales surgidos de BW, el FMI y el Banco Mundial, "no han dejado de perder relevancia y poder", como indicó el viernes (7 nov.) en Bruselas el presidente francés Nicolas Sarkozy. Los restos de BW no sólo han perdido el prestigio, sino que se han quedado sin clientes porque los países que han sufrido sus recetas suelen mirar a esas instituciones como simples usureras.
De modo, que los convocados a Washington no deberían mirar con ningún complejo hacia el pasado. Al contrario. Sería conveniente, aunque es muy improbable que ocurra, que hicieran tabla rasa con el presente y empezaran a construir un futuro mejor.