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Un español en Silicon Valley

¡Que no cunda el pánico!

El 29 de octubre se reunió en un hotel junto a la Universidad de Standford la materia gris del Silicon Valley: Matt Marshal, creador del foro VentureBeat, John Doerr socio de Kleiner Perkins Caufield & Byers, Ram Shriram uno de los primeros inversores en Google, Matt Cohler miembro del primer equipo directivo de Facebook y Ron Conway uno de los más activos inversores del Valle.

Todos coincidían en la gravedad de la situación: el 40% del valor global de las empresas se ha destruido, 66 billones de dólares. Hay una crisis de confianza generaliza que además se autoalimenta con efecto de contagio en todos los sectores y con amenaza de durar bastante tiempo. El dato de un negativo crecimiento del PIB en Estados Unidos confirma esta situación. Sin embargo todos parecían contagiados de un espíritu de optimismo: que no cunda el pánico, las empresas de tecnología están mejor protegidas y hay dinero dispuesto a ser invertido en proyectos innovadores. Fueron 5 los pilares argumentales de este optimismo:

En el 2001, el Silicon Valley era el epicentro de la crisis; ahora el epicentro es Wall Street. El Valle tiene liquidez, los Bancos no. La actitud es mucho más prudente pero el flujo de análisis de proyectos sigue siendo activo con una media de cinco rondas de financiación cerradas al día. En el 2001 la inversión se cerró de raíz y nadie financiaba nada. Aún recuerdo una conversación con Larry Page, uno de los fundadores de Google, cuando la pregunté cual fue la variable más importante del éxito de Google y me dijo que haber conseguido suficiente financiación como para garantizar las operaciones en el período 2000 a 2003. En ese tiempo el 70% de las start-ups desaparecieron, aquellas que no tenían financiación que cubriesen más de 18 meses. Ahora se estima que tan solo un 13% de los proyectos desaparecerán.

El ecosistema de Silicon Valley es mucho más maduro y sano que hace 8 años. Las compañías queman mucho menos dinero y tienen una actitud mucho más realista en sus operaciones.

La escasez impone la necesidad de claridad estratégica y optimización en la ejecución. Cuando los recursos son limitados y la prima de riesgo es más alta, los equipos directivos se centran en optimizar costes y centrarse en generadores de ingresos. Cuando esta perspectiva se impone de forma genérica a todo un sector todos salimos beneficiados. De la misma forma que los proyectos que sobrevivieron a la anterior crisis salieron reforzados de la crisis, los que consigan superar los próximos 18 meses tendrán una mayor robustez como negocios.

Hay mecanismos que darán oxigeno a las start-ups en estos meses. Recurrir a los inversores actuales de los proyectos, ellos mejor que nadie están en disposición de financiar los proyectos. Los préstamos convertibles o préstamos puente son un instrumento muy útil para estos momentos; recuerdo cómo un préstamo convertible salvo nuestro proyecto en idealista.com en el año 2002. Es un momento idóneo para la actividad de fusiones y adquisiciones.

Los medios de comunicación viven de la noticia y tienden a hiperbolizar los acontecimientos. El sensacionalismo se intensifica en momentos críticos. La situación actual requiere de un filtro racional en la digestión de las noticias y no precipitarse en conclusiones impulsivas.

La situación es mala, pero el Valle y con él las empresas de tecnología e innovación parecen estar mejor preparadas para soportar el vendaval que el resto de la economía. Al menos por ahora.

Bernando Hernández. Director mundial de Geomarketing de Google

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