La empresa española con Obama
España y EE UU son buenos socios comerciales. Tanto por lo que compramos como en lo que vendemos e invertimos. Nuestra balanza comercial es de 8.472 millones de dólares de importación y 7.484 millones de exportación de enero a agosto de 2008. Las inversiones españolas directas en EE UU (15.304 millones de dóalres en 2007) y las de EE UU en España (3.946 millones de dólares en 2007) son importantes, véase si no las compras de Santander y BBVA en ese país. Por tanto, las elecciones de EE UU influyen en la empresa española y no da lo mismo quién sea el presidente elegido.
Con Obama como gran vencedor, la política económica se centrará en la reducción de impuestos para la clase media y media baja. Se favorecerá el gasto en bienes de consumo perecederos y duraderos de precios bajos o medios, en servicios baratos y cultura de fácil acceso y precio limitado. Las empresas españolas que quieran operar en ese país deben fijarse en esta tendencia. Como también en sectores de apoyo a la asistencia social que, por promesas electorales, Obama tiene que hacer.
Los gastos sociales prometidos por Obama producirán déficit público, sin retorno fiscal a medio y largo plazo. Eso debilitará el dólar respecto a otras monedas y hará más difícil exportar a ese país si el diferencial de inflación y la falta de productividad encarecen los productos. Sólo aquellas empresas cuyos precios sean muy competitivos podrán superar la competencia de terceros países que, como China, están dispuestos a vender a los favorecidos por las políticas fiscales demócratas a precios muy bajos.
Aunque el déficit público americano debilitará el dólar, no está tan claro que sea así respecto al euro. La UE también entrará en una etapa de déficit público, dado el keynesianismo imperante. Estas políticas basan la salida de la crisis en la demanda creada por las Administraciones en inversión y gasto público, lo que agravará los problemas presupuestarios europeos. Todo esto arroja incertidumbre sobre el posible tipo de cambio dólar/euro. A esto se añade el que la Reserva Federal y el BCE han tenido políticas opuestas en el tipo de interés, aunque últimamente han acercado posiciones. Las empresas que basen su negocio vendiendo o comprando a EE UU deberán estar atentos al tipo de cambio. Lo mismo quienes se dediquen a negocios de turismo desde y hacia esa nación.
Por otra parte, Obama impulsará las energías alternativas. Tanto republicanos como demócratas están convencidos de la necesidad de reducir la excesiva dependencia del exterior en materia energética por razones económicas y de seguridad nacional. Pero además, los demócratas incluyen en esta preocupación los criterios ecológicos, por lo que el impulso a estas fuentes energéticas será más intenso que si hubiera ganado el candidato republicano. Ahí hay una oportunidad. Muchas empresas españolas están especialmente preparadas en la instalación de plantas solares o eólicas de producción energética.
A medio plazo, Obama no tendrá más remedio que recomponer las infraestructuras. En este país se observan espléndidas construcciones, algo ajadas, y se necesitan nuevas inversiones. Ahí las constructoras españolas y las empresas especializadas en la gestión de servicios públicos tienen importantes oportunidades.
Pero junto a todo esto, hay que decir que, desde tiempo inmemorial, las elecciones americanas, especialmente con cambio de partido en la Casa Blanca, han demostrado la capacidad de recuperación de esa economía. Los datos los publicaba CincoDías el martes. La flexibilidad de sus relaciones laborales, la movilidad de sus factores de producción y el espíritu emprendedor, junto con la potencia del sueño americano, hacen que los niveles de paro sean bajos y la generación de puestos de trabajo alta. Eso producirá una expansión a corto plazo que contrastará con la atonía de nuestro país. Si así se produce, poner otra vez dinero en los circuitos financieros de EE UU puede ser más rentable que dejarlo en España o el resto de Europa. En especial, si se tiene en cuenta que sus precios inmobiliarios ahora son bajos y su economía necesitará financiación exterior.
Por último, Obama no sólo es presidente, el Partido Demócrata también tiene poder en el Senado y la Cámara de Representantes. A pesar de que la disciplina parlamentaria de EE UU no es igual a la dictadura partidaria de nuestras cámaras, podrá hacer casi todo lo que se proponga. Eso hará que se confíe en su Administración. Se abre una época de optimismo. Todo dependerá de la capacidad de nuestros empresarios de adelantarse a los acontecimientos y aprovechar las nuevas oportunidades.
José Ramón Pin Arboledas. Profesor del IESE