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Ray Anderson

'Debemos gestionar poniendo la vista más allá de una generación'

Su apuesta por la sostenibilidad le ha valido el título de Héroe del Medio Ambiente. En 2020 prevé utilizar sólo energía solar y material reciclado para producir sus moquetas modulares.

Utilización de energías renovables, reducción de emisiones de gas de efecto invernadero, reciclaje o respeto al medio ambiente. Son conceptos empleados cada vez más por los empresarios a la hora de definir la filosofía de su compañía, aunque lo cierto es que todavía hay pocas empresas que hagan de la sostenibilidad su eje central. Ray Anderson, de 73 años y fundador de la multinacional fabricante de alfombras Interface, viene precedido por numerosas distinciones, como la de Héroe del Medio Ambiente, que le concedió la revista Time en 2007, y su empresa aparece siempre entre las más sostenibles del mundo. A medida que avanza la conversación se hace patente que para él respetar el medio ambiente no es una moda ni una manera de trabajar a la que las empresas no van a tener más remedio que acogerse. A Anderson le mueve la convicción de que es la única manera de que el mundo tenga futuro.

¿Por qué un fabricante de alfombras, con uso intensivo de petróleo, cambia su filosofía y se vuelca en el respeto al medio ambiente?

En 1994 la empresa tenía 22 años de vida, y en 21 ningún cliente nos había preguntado qué hacíamos por el medio ambiente. Uno lo hizo y no hubo una respuesta que darle. En ese momento me propusieron dar una conferencia sobre el tema a nuestro equipo de ventas. No sabía qué decir, porque nos limitábamos a cumplir lo que marcaba la ley, pero acepté. Mientras preparaba la charla me llamó la atención un libro llamado La ecología del comercio, de Paul Hawken, del que no había oído hablar. El punto clave del texto describía el esquema industrial de producción take-make-waste coger, fabricar, malgastar. Eso era exactamente lo que estábamos haciendo desde 1973. Hawken sostenía que sólo había una institución en el mundo capaz de cambiar la situación: la empresa. Así que les dije a mis empleados que nos íbamos a comprometer con la sostenibilidad; que si no lo hacíamos nosotros, no lo haría nadie.

¿Es optimista sobre el futuro del medio ambiente?

Soy pesimista, pero porque veo la realidad. El mayor reto del hombre actual es desprenderse de su arrogancia y entender cuánto depende de la naturaleza. Cuando hablamos de futuro, ¿a qué nos referimos, a una generación, a dos? Deberíamos pensar en términos de 1.000 o 10.000 generaciones, y no hay ninguna posibilidad de que sobrevivamos ese tiempo con los valores actuales. Cuando una empresa piensa en el futuro está pensando en un plazo de cinco o diez años, y para hacer bien nuestro trabajo deberíamos pensar en 10.000 generaciones. Debemos gestionar poniendo la vista más lejos, mucho más allá de una generación. Creo que el mundo va a tener que pasar por mucho sufrimiento antes de que el hombre pierda su arrogancia y se dé cuenta de todo esto.

Habla de la misión cero. ¿En qué consiste exactamente?

Es eliminar cualquier impacto negativo que nuestra compañía pueda tener en el medio ambiente en el año 2020. En 1994 empezaron nuestros esfuerzos para reducir los desechos y emisiones dañinas e incrementar paralelamente el uso de materias renovables y nuevas fuentes de energía. Queremos llegar a 2020 produciendo las alfombras a partir del reciclaje de las viejas y utilizando energía solar. En realidad, es imitar lo que hace la naturaleza, en la que se recicla todo. Creo que somos la única compañía que tiene fecha para conseguir un objetivo como éste y, desde luego, la única del sector petroquímico.

¿Cómo va ese objetivo?

Desde 1994 hasta ahora hemos conseguido una reducción del 82% en las emisiones de gas de efecto invernadero en toneladas absolutas, del 75% en el gasto total de agua, una disminución del 75% en los deshechos que enviamos a vertedero y una reducción del 45% en el consumo total de energía por unidad de producción. Un 27% de la energía que utilizamos procede ya de fuentes renovables. Estamos en el buen camino. Nuestra compañía superó en 2007 las exigencias de sostenibilidad marcadas por la Unión Europea que las empresas deben cumplir de cara al año 2050.

Cuando pensó en dar prioridad a la sostenibilidad, ¿tuvo en cuenta que podría tener un coste económico?

Al contrario, desde el primer día nos dimos cuenta de que podíamos ahorrar dinero, y efectivamente así ha sido. Nuestros costes ahorrados acumulados han alcanzado los 400 millones de dólares y lo que hemos ido ahorrando lo hemos invertido en tecnología.

¿Cree que el cliente tiene en cuenta a la hora de comprar que la empresa respete el medio ambiente o pesan más el diseño o el precio?

Estoy convencido de que el cliente lo valora y lo valorará cada día más. No olvide que parte de la culpa de que estemos hoy en esto la tienen las preguntas de un cliente a quien no pudimos responder. Pero lo que está claro es que todo esto procede de un cambio de cultura interno. Nada de valor se puede hacer si antes no ha habido un cambio mental, el primer paso del cambio debe ser un cambio cultural dentro de la empresa.

¿Todos sus centros de producción son igual de eficientes?

La fábrica que tiene las mejores cifras es la de Canadá, la segunda es una de EE UU y la tercera está en Holanda. Pero todos nuestros centros de producción, estos tres y los demás, están muy cerca en cuanto a los parámetros porque todas las prácticas son estándar.

¿Cree que la recesión desanima a las empresas a profundizar en sus prácticas ecológicas?

Una cosa no tiene nada que ver con la otra. Creemos que la sostenibilidad es siempre una ventaja competitiva y en ningún caso un coste extra, y quien lo cree así es que no lo entiende. Lo que no puedes hacer es dirigir una compañía como se ha hecho siempre y hacer acciones aisladas pensando en verde y decir que eres sostenible.

¿Qué es lo que más valora en un directivo para trabajar con él?

Sin duda, que tenga la mente abierta y capacidad de aprender. Hemos visto que atraemos a empleados muy diferentes por lo que significamos, gente que de otra manera jamás habría pensado en trabajar en una compañía fabricante de alfombras textiles como esta. Tenemos muy poca rotación de personal, porque cuidamos a la gente, les damos un proyecto y la posibilidad de crecer con nosotros. Y además, los pocos que se van lo hacen porque en cierta manera se han convertido en misioneros de la sostenibilidad e inician nuevos proyectos.

'El sistema económico depende de la naturaleza'

A los empresarios que no acaban de ver que la sostenibilidad es el único camino Ray Anderson les diría que el suyo es un juego perdedor. 'Olvidamos que la economía es subsidiaria del medio ambiente, aunque muchos economistas crean que es al revés. La pregunta clave es quién va a vivir sin el otro más fácilmente. La naturaleza puede subsistir sin la economía, pero no al revés. Nos provee de todo: aire, agua, energía, comida, materias primas; si fallara cualquiera de estas cosas, nuestro sistema económico se vería afectado. En realidad estamos matando la gallina de los huevos de oro y todo lo que nos da. El único camino posible es cuidarla.'Anderson fundó Interface en 1973. Tiene su sede en Atlanta (EE UU), 4.000 trabajadores y comercializa sus productos en 110 países. En 2007 alcanzó unas ventas de 1.100 millones de dólares, lo que supuso un incremento del 18,2% respecto al ejercicio anterior.

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