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Adiós a José María Cuevas
Tribuna
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El interlocutor social de los empresarios

En estos últimos días, la preparación en el CES de una exposición fotográfica conmemorativa de los 30 años de la Constitución, me ha permitido repasar la memoria de los últimos años de la vida social y económica de España. Al revisar las fotos, la presencia de José María Cuevas ha sido constante, y casi siempre con imágenes en las que aparecía, como secretario o como presidente de CEOE, en lo que podríamos calificar de su instrumento de trabajo, la mesa de negociación.

En los pies de estas fotos, el término más usual para denominar a quienes participan en las negociaciones es el de interlocutores sociales. Constantemente hablamos de los interlocutores sociales, y quizá sea bueno recordar la definición académica de interlocutor: 'cada una de las personas que toman parte en un diálogo'.

Hablamos de personas y hablamos de diálogo. Sin José María Cuevas no se puede entender la creación y la actuación de CEOE, la creación de la persona empresarial, la creación de una auténtica organización empresarial, representativa de todo tipo de empresas, con independencia de su relevancia económica o de su implantación geográfica. Y para que la persona sea interlocutor, lo primero es reconocer a sus interlocutores, y ahí estuvo la decisión de Cuevas, ya en los años de la transición, de reconocer a los sindicatos, no como adversarios, sino como interlocutores naturales de los empresarios, como alguien con quien hay que dialogar y, siempre que se pueda, llegar a acuerdos para que las empresas sean más eficientes, y la economía más productiva.

Y para alcanzar la condición de interlocutor social en su plenitud, Cuevas protagonizó la concertación social con Gobiernos de distinto signo, sin caer en las tentaciones de jugar a la aventura política; en definitiva, situó a las empresas en el ámbito de los agentes económicos, y también en el de la representación de la sociedad civil.

Por todas estas razones, no hay un punto de exageración en afirmar que sin personas como José María Cuevas no se puede entender la transición que nos llevó a la España Constitucional, ni tampoco el desarrollo social y económico de estos años constitucionales. Las imágenes de Cuevas nos han acompañado estos últimos años, forman parte de nuestro imaginario colectivo, y a esta visión nostálgica que siempre proporciona las imágenes del recuerdo, le da ahora su nota más triste la noticia de su fallecimiento.

Pero no hay que quedarse en la nostalgia. La apuestas estratégicas, como las que hizo Cuevas, por hacer de los empresarios interlocutores sociales y por practicar el diálogo social, deben ser también tenidas muy en cuenta en estos momentos en los que todos andamos a la búsqueda de las claves para superar las actuales circunstancias socioeconómicas.

Marcos Peña. Presidente del Consejo Económico y Social (CES)

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