Ideas al servicio de la libertad
Próximo a cumplirse el 30 aniversario de la creación del Instituto de Estudios Económicos, acabamos de conocer, con pesar, la pérdida de José María Cuevas, de uno de sus principales valedores desde los puestos de responsabilidad de la CEOE. Primero como secretario general, y desde 1984, como presidente hasta el pasado año. En sus orígenes, el Instituto nació para promover un modelo de sociedad y de economía basado en los principios de la libertad de empresa e individual, de los que el fallecido José María era un firme defensor. De hecho, ha promovido innumerables investigaciones y publicaciones, que han sido realizadas en el IEE abordando los asuntos económicos más importantes del momento. Entre ellos, la fiscalidad, el papel de la empresa ante el reto de la Comunidad Europea, la competitividad y las limitaciones al gasto público, como campos más significados.
En la España constitucional de 1978 era necesario conjugar la defensa de los intereses empresariales con un fundamento sólido de principios que sustentaran el quehacer de nuestras empresas en una sociedad competitiva europea al servicio de los intereses del progreso económico y del bienestar social del país. He aquí otro campo en el que José María Cuevas asumió un protagonismo singular. José María Cuevas deja un importante legado, que conviene no sólo mantener sino incluso reforzar, basado en un talante conciliador, del que se han beneficiado especialmente las relaciones entre los agentes sociales en España. Las instituciones son claves para la estabilidad y el progreso económico. Aquí su papel de engrandecer y prestigiar la CEOE, nunca será suficientemente reconocido, entre otras circunstancias porque José María era una persona de la máxima valía, pero también de la mayor humildad, que siempre hablaba de sus compañeros de viajes, los más cercanos, los vicepresidentes y el secretario general, como hacedores de lo que, casi siempre, era su mérito personal.
Afortunadamente, su buen hacer le va a sobrevivir, ya que todos aquellos que hemos tenido la suerte de colaborar y trabajar con él, que no somos pocos, hemos aprendido de su siempre acertado criterio y de su prudencia y aplomo en la valoración de los acontecimientos y en la guía de las acciones y políticas desarrolladas para defender los intereses empresariales. También nos queda su familia, a cuya viuda pudimos homenajear en la asamblea en la que se le despidió formalmente, y que no ha tenido la suerte de poder disfrutar de la compañía de José María el suficiente tiempo, en esta última etapa descargado de sus responsabilidades más representativas. A sus hijos, yo les diría, ahora, que tienen que estar muy orgullosos de su padre, porque son los grandes hombres los que forjan los países y José María ha entrado a formar parte de la historia de España, siendo su mayor mérito la vertebración de la representatividad empresarial y la legitimación de la empresa privada en España, bajo el manto de la libre competencia.
Gracias por tu ejemplo y entrega al servicio a la empresa y a la unidad de los empresarios.
Arturo Gil. Presidente del Instituto de Estudios Económicos