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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Cuevas deja un legado de diálogo

Tras 23 años al frente de la confederación empresarial y sólo veinte meses después de abandonar el cargo por el acoso de una enfermedad, José María Cuevas fallecía ayer en su domicilio madrileño. Con él desaparece una de las figuras de la transición económica, y por ello también de la política, que deja uno de los legados más ejemplarizantes para sus deudos profesionales y para la comunidad económica de todo el país. Un legado que multiplica su valor en un momento de dificultad y necesidad de itinerarios explícitos como el actual.

José María Cuevas Salvador había nacido hace 73 años en tierras palentinas y dedicó media vida a crear y fortalecer el asociacionismo empresarial en España, transformando la recia organización vertical y franquista en una plataforma democrática y de amplia base representativa. Desde el sindicato de Artes Gráficas saltó al germen patronal que acabó convirtiéndose en la CEOE como secretario general. Formó un equilibrado tándem con Carlos Ferrer Salat que sumaba cada día apoyos a una confederación profesional. Fue un duro camino en el que superaron obstáculos de todo tipo, incluidas explícitas amenazas de muerte de reductos asociativos que se resignaban a enterrar el antiguo régimen.

Aunque dirigir la CEOE era una forma elegante y subterránea de hacer política, Cuevas hizo esfuerzos por mantener alejadas de la patronal las aventuras de los líderes empresariales que funambulaban por la ambigüedad en la transición. Neutralizó, por ejemplo, los intentos del Partido Liberal de José Antonio Segurado en 1984. Y en los últimos años de su mandato advirtió de los riesgos que para el movimiento patronal tenían las veleidades nacionalistas que en algunas regiones españolas acompañaban a la deriva política.

El primer pacto económico de la democracia, el Acuerdo Marco Interconfederal, explorado en los insomnes paseos que el vicepresidente económico Abril Martorell daba con Cuevas alrededor de la sede del Gobierno en Castellana, 3, puso las bases para redactar el Estatuto de los Trabajadores y sostener los Pactos de la Moncloa, que tuvieron más protagonismo político que sindical. Este hecho, junto con el rescate de UGT para que participase en el juego de la democracia industrial y restase poder a una pujante y comunista CC OO fueron el punto de partida de la transición económica, sin la que la política corría el riesgo de naufragar.

Mientras los sindicatos se aferraron durante años a los derechos laborales franquistas, que como buena legislación paternalista compensaba la ausencia de derechos políticos, la CEOE de Cuevas apostó por modernizar las relaciones laborales. Arrancó en cada pacto un trocito de europeísmo, aunque para ello hubiese de esperar que los sindicatos desplazaran de su liderazgo a las personas más ligadas al antifranquismo en favor de las más profesionales. Y los avances siempre se hicieron con diálogo, buscando convencer al contrario más que derrotarlo. Si fracasaba la negociación, la consigna era negociar más. æpermil;se es su principal legado. Ahora es más necesario que nunca ponerlo en práctica para recomponer la competitividad de la economía y las empresas españolas, demanda que obsesionaba a José María Cuevas, junto con el cambio de modelo productivo y la recomposición de la unidad de mercado.

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