Las rayas del tigre chino
China no debe temer la desaceleración mundial. No porque sea inmune, pues la ralentización del crecimiento mundial también golpea al Imperio Chino. Pero la recesión ofrecería a China la oportunidad de equilibrarse, incluso si eso significa que el crecimiento se desplaza en el corto plazo más allá de lo deseado por los políticos.
Un mundo en desaceleración golpearía, en primer lugar, a las exportaciones chinas. æpermil;stas representan tan sólo unos puntos porcentuales del PIB, pero son la fuente de casi 2.000 millones de dólares en reservas de divisas. Un colapso de las exportaciones también podría devaluar el yuan, impulsar la inflación y disuadir la inversión extranjera directa. Las regiones exportadoras como la provincia de Guangdong serán las que más sufran.
A los políticos les gustaría que los consumidores tensaran la cuerda. Pero eso no es fácil. Recortar las tasas bancarias y alentar los préstamos pondría la cepa a un sector bancario ya sobrecargado. Y, tal vez, con todo, no sea suficiente. La propiedad y los precios de las acciones que ayudan a que las personas se sientan lo suficientemente ricas para gastar están cayendo. El mercado de valores de Shanghai ha cedido dos terceras partes de su valor desde que los máximos de hace un año.
El Gobierno está tentado de intervenir. Incluso cuando son necesarias las infraestructuras -carreteras y puentes-, la demanda y la creación de puestos de trabajo, este tipo de proyectos tienen resultados inciertos. El objetivo de China es destetarse de sí mismo, de su adicción a las inversiones superfluas.
China aún no ha dado ese paso. Mientras, el consumo aumenta al mismo ritmo que el PIB (49% en 2007, según las últimas cifras oficiales), lo que incluye el gasto público y el de los hogares. Algunos indicadores, como las pérdidas de sus compañías aéreas, sugieren que el gasto de los consumidores tiene más rayas que un tigre.
Reequilibrar las exportaciones y las grandes inversiones cerraría el círculo. Es decir, no achicando el sector de exportación con rebajas fiscales, y no subvencionando los precios de la energía en la industria pesada. Eso podría significar que durante un tiempo el crecimiento vaya a caer por debajo de las previsiones. El FMI espera un 9% para el próximo año. Pero a largo plazo el crecimiento de China será de mejor calidad y estará más protegido frente a los embates de la economía mundial.
Por John Foley
La quintaesencia de calidad
Cuánto debería usted pagar para comprar una fábrica? De media, aproximadamente tanto como cuesta construirla (ajustada de inflación). ¿Para una compañía? ¿Un mercado de acciones? Más o menos, tanto como a ésta le costaría construirla (ajustada de inflación). Esto, al menos, es lo que subyace detrás de una medida de valor de mercado llamada q de Tobin. Habitualmente, sólo los osos rabiosos piensan que las acciones deben negociarse a este nivel. Pero de hecho se ha cruzado la línea q. El mercado de valores de Estados Unidos cuesta ahora menos para comprar que para construir.La ratio del precio de un activo para valorar su ajuste de inflación fue concebido y nominado q por el economista James Tobin. Sus valores históricos para el S&P 500 han sido calculados por Andrew Smithers.La versión Smithers de la q de Tobin tiene muchas imperfecciones -no incluye financieros, no toma intangibles tales como el valor de la marca en las cuentas, está calculado usando sólo activos domésticos, y el ajuste de inflación es rudimentario-. Pero esta q es probablemente tan buena como ella consiga estimar el valor justo.El último valor de la q de Smithers para el S&P 500 -calculado del dato nacional de EE UU del final del segundo trimestre de 2008- es 910. Hace unas pocas semanas esto todavía hubiera parecido ilógicamente bajo, pero en un momento del jueves el índice bajó a 870. Desafortunadamente, no hay bastantes datos para calcular la q de otros mercados.Si el modelo Tobin fue un buen vaticinador de los precios de las acciones, podría ser momento para pensar en comprar, o al menos para preocuparse acerca de las imperfecciones de la q. Pero mientras el mercado de valores de EE UU ha dado vueltas alrededor de la q el siglo pasado, sus giros han sido bastante grandes. Estuvo un 125% por encima de la q en el máximo de 2000. En los seis mercados bajos desde 1920, la media de descuento de la q ha sido el 52%.Q no es palabrería (quackery), pero tampoco es una rápida (quick) vía para hacer dinero en el mercado. A la gran pregunta (question) -¿es momento de comprar?- la respuesta es 'no del todo aún'.Por Edward Hadas