Una estrategia de salida

Los Gobiernos pueden hacerse con acciones ordinarias, peno nunca serán accionistas normales y corrientes. La recapitalización pública es una parte vital de la solución a la crisis bancaria, pero ese sistema bancario -nacionalizado en parte y que hace distinciones entre grupos- que la propia recapitalización crea tiene a su vez sus propios problemas, y puede que sea un legado duradero (...).

Algunos problemas sobre propiedad pública parecen insuperables. Los Gobiernos tienen que insistir en que recuperarán sus inversiones (...). Las caras acciones preferentes y las restricciones sobre dividendos son medidas prudentes para proteger a los contribuyentes, pero también hacen que a los bancos, nacionalizados parcialmente, les sea difícil atraer nuevas inversiones privadas (...).

Los políticos tienen que evitar la tentación de entrometerse y deberían administrar los bancos (...) siguiendo pautas comerciales. Deberían relajar las condiciones sobre las operaciones bancarias en cuanto exista una seguridad política y económica para hacerlo. Los Gobiernos deben dejar claro que compran estas participaciones para conseguir cuantiosos beneficios, sino para utilizar a los bancos con el fin de perseguir una política social. Si los políticos recuerdan esto, intentarán salir del negocio lo antes posible.