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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un nuevo modelo financiero

La decisión el domingo de los jefes de Estado y de Gobierno de la zona euro para actuar conjuntamente contra la crisis obtuvo ayer réditos inmediatos. Las Bolsas reaccionaron con subidas históricas -el Ibex 35 ganó un 10,65%, la mayor alza de su historia- y el mercado interbancario empezó a dar muestras de mejora -el euríbor descendió a la cota más baja del mes-. Esto no significa el fin del huracán bursátil y financiero, pero sí es alentador que en un solo día, y como respuesta a un plan común europeo, las Bolsas se hayan recuperado de las caídas históricas que registraron el viernes.

Los Gobiernos europeos han hecho los deberes. Los han hecho los últimos, pero aún a tiempo. Han dado a los mercados lo que necesitan: garantías de que ningún banco en dificultades quedará sin ayuda -para lo cual entrarán en su capital si lo precisan- y suficiente liquidez, mediante avales a las emisiones de deuda nueva o comprando créditos ya existentes. El Gobierno español, como sus socios en la moneda única, aprobó ayer formalmente las medidas pactadas y avalará las operaciones de financiación de la banca con 100.000 millones de euros para 2008. Ahora falta el consenso con la oposición para que los planes sean un proyecto de Estado. La gravedad de la crisis desaconseja la política partidista con las medidas económicas. Y desaconseja mucho más la demagogia.

Los representantes políticos deben trabajar con amplitud de miras en la tarea de cimentar el nuevo sistema financiero mundial. Porque los planes adoptados hasta ahora, por profundos que sean, son remiendos a un modelo que se ha demostrado superado. El primer ministro británico, Gordon Brown, se ha apresurado a anunciar que convocará a los líderes mundiales para sustituir el acuerdo de Bretton Woods, que tras la Segunda Guerra Mundial estableció las reglas comerciales y financieras entre los países más industrializados y dio origen al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial. Y acertará al proponer su iniciativa mañana al Consejo Europeo de Bruselas. La UE debería hacer suya la propuesta y liderar este proceso. Numerosas voces ya han demandado un sistema con mejores controles, y el modelo español sería un buen punto de partida. Pero el control no puede constreñir el negocio financiero y, por difícil que sea casar ambos principios, los dirigentes están obligados a hacer trabajar la imaginación lo necesario para dar con un modelo seguro, estable y eficiente.

El futuro modelo sólo funcionará si las entidades financieras cumplen escrupulosamente las normas de juego. Porque esta crisis ha puesto de manifiesto que no todas han velado por la estabilidad del sistema. Ahora que Gobiernos y bancos centrales han puesto a su disposición instrumentos para minimizar los riesgos, la banca ha de asumir su responsabilidad. Así, es primordial que se recupere la confianza: si los bancos continúan recelando de sus colegas, difícilmente podrán pedir al resto de los actores financieros que no lo hagan. También ayudará a recobrar la normalidad la certeza de que los culpables, si los hay, no quedan impunes. Una vez tranquilizados los mercados, llegará el momento de demandar responsabilidades.

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