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Demasiados banqueros sin rumbo

Se ve a financieros desolados con la mirada perdida, a banqueros dando pasos sin rumbo que tienden lastimosos las manos en busca de ayuda estatal, a tiburones de las finanzas rascándose incrédulos la coronilla.

¿Qué pasa aquí? ¿Que no se fían unos de otros? Pues es hora de que cambien las cosas. O de que se dediquen a otra cosa y dejen su puesto a otros. Porque el trabajo de verdad aún no ha empezado. El crac bursátil es sólo el aviso de la recesión que está en marcha.

Muchos banqueros miran hoy con cara de párvulos a todas partes en busca de socorro. Pero lo siguen haciendo dentro de hornacinas de cristal. Es de esperar que cuando pase este tsunami, que pasará, nadie lo dude, llevándose por delante menos culpables de los debidos y demasiados inocentes, la arquitectura económica no sea la misma con sus mismos defectos. Hace falta una refundación del sistema financiero, pero cuidado: los arquitectos no pueden ser los mismos con sus mismos planos.

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