Política exterior, el debate sobre el legado de Bush
Antes de que los estadounidenses estuvieran asustados por el impacto de una crisis económica cuyas proporciones son solo comparables a unos tiempos que nadie ha vivido como adulto, la cuestión más importante en la agenda es la que ha definido con grandes titulares la era de George Bush en la Casa Blanca, la política internacional y la llamada 'guerra contra el terrorismo'.
La mala evolución de una confrontación bélica que la Administración Bush previó corta, fácil y definitiva en Irak, se ha alargado cinco años ya y solo un refuerzo militar a las cansadas tropas ha podido imponer una cierta calma en un país también agotado por la violencia. La guerra en Irak ha distraído la atención de Afganistán hasta un punto que los militares han vuelto a Washington pidiendo más tropas para un país difícil y que se les va de las manos.
Las relaciones con Pakistán, Rusia, Venezuela, Cuba y, en menor medida China, están en momentos bajos y tirantes. Con Europa, la vieja Europa, simplemente se han dejado pasar las diferencias sin curar del todo las heridas abiertas por el las políticas unilaterales y la filosofía del 'conmigo o contra mi'.
Ni Obama ni McCain descartan las opciones militares
Sobre estas realidades los candidatos han construido dos aproximaciones distintas a las relaciones internacionales, una más continuista, la de McCain, y otra, la de Barack Obama con un enfoque distinto producto no solo de otra filosofía sino, en cierta medida, por una cuestión generacional.
La agenda del demócrata Obama pasa por una rápida organización de retirada de tropas de Irak (en la línea que ahora negocian la Casa Blanca y el Gobierno iraquí) y una potenciación de las que están en Afganistán como cuestiones a resolver en el más inmediato corto plazo. Obama ha sido uno de los pocos demócratas que ha estado consistentemente en contra de la guerra.
Como filosofía general, abraza el concepto de que no solo hay que hablar con los amigos sino también con los enemigos. La acción mutilateral y el nuevo empuje a la diplomacia para promocionar los intereses de EE UU serán las piedras angulares de su acción exterior si termina ocupando la Casa Blanca.
Su afirmación de que hablará con adversarios, como Cuba o Irán, sin precondiciones ha desatado las alarmas entre quienes entienden que eso significa renunciar a la presión. No es del todo correcto. Obama dice que tendrá una política conocida como 'palo y zanahoria'. 'Irán y Siria empezarían a cambiar su comportamiento si les diéramos incentivos para ello. Ahora mismo el único que tienen es que si no hacen lo que queremos iremos a por ellos', dijo a The New York Times hace un año. Eso si, Obama, dice que no está en contra de todas las guerras 'solo de las guerras tontas'. Las opciones militares no están descartadas.
Como Obama, McCain ha enfatizado que las opciones militares también están encima de la mesa. Con respecto a Irak, es uno de los mayores defensores de la guerra y del refuerzo de tropas del año pasado. Constantemente se refiere a ella diciendo que se va a ganar (aunque no define los términos de la victoria) y cree que en 2013 las tropas podrán replegarse.
En cuanto a Irán y a la protección de Israel, ha tomado una política muy dura que recuerda a los neoconservadores de la Administración Bush. McCain ha dejado claro que le aterra la posición diplomática de Obama y que él no es partidario de lo que llama 'diplomacia sin condiciones' y está dispuesto a dejar de lado a la ONU en cuestiones como la iraní. 'Concentraré mis esfuerzos en unir a una liga de países democráticos fuera de la ONU porque Rusia y China van a vetar todo lo que podamos hacer contra Irán' dijo a una cadena de televisión.
Precondiciones o tomar el té de las cinco
Barack Obama se ha rodeado de muchos de los asesores que en su día estuvieron al lado del presidente Bill Clinton. Entre ellos, Anthony Lake y Susan Rice, asesores de seguridad nacional de Clinton además del ex secretario de la marina, Richard Danzig y la ex secretaria de estado, Madeleine Albright. Estos nombres figuran en una larga lista de consultores que hacen previsible un cambio en cuestiones como la tortura y el proceso de paz en Oriente Medio.McCain se ha rodeado de políticos pragmáticos como el ex secretario de Estado, Henry Kissinger, el subsecretario de Estado con George Bush, Richard Armitage, y teóricos neoconsevadores como William Kristol y Robert Kagan. La posición de McCain de que negociar sin precondiciones con los enemigos es como tomar con ellos el té de las cinco esta influida por este círculo.Además, McCain, tiene muchos años de experiencia en el campo de las relaciones exteriores aunque a veces tropieza en cuestiones básicas como distinguir a un shia de un sunni en Irak. Para sacarle del atolladero ha tenido a su lado al senador independiente (ex demócrata) Joe Lieberman, quien no estuvo en la entrevista en la que McCain volvió a tropezar cuando fue preguntado por sus relaciones con José Luis Rodríguez Zapatero. McCain dio la impresión de confundirle con los zapatistas y en el debate entre Joe Biden y Sarah Palin, candidatos a la vicepresidencia, ella no replicó cuando él la echó en cara que McCain no había mostrado interés en hablar con el presidente de España, un país aliado y miembro de la OTAN.