La Penn Pike no era un plan para tiempos de crisis
En la retirada se han valorado 'el calendario y la situación del proceso legislativo en el Estado de Pensilvania, que debía permitir la concesión de la Turnpike, las incertidumbres financieras y las oportunidades que, en la actual coyuntura, ofrece el mercado de las infraestructuras', cita la española.
Y no es que el escenario haya cambiado desde el pasado mes de mayo, cuando el consorcio Pennsylvania Transportation Partners (Abertis con el 50%, Citi Infraestructures Partners, 41,7%, y Criteria CaixaCorp, 8,3%) se alzó con la oferta preferente por 12.801 millones de dólares, sino que el contexto económico en que se mueven estas empresas varía cada 24 horas.
Nuevas oportunidades
En el negocio de las infraestructuras están aflorando proyectos de inversión y Abertis se sentía maniatada en Pensilvania. Otros estados norteamericanos, como Georgia, se están sumando a la oleada de privatizaciones y no faltarán opciones para desembarcar en EE UU. En España se vende Itínere; en Italia está pendiente el concurso por 18.500 antenas de telefonía móvil; siguen abiertos los procesos de privatización del aeropuerto de Praga y la lusa ANA... Incontables posibilidades para crecer en Italia, Francia, España, Portugal, Reino Unido, Chile, México, Brasil, Estados Unidos y en los países de la Europa ampliada.
Lo que es indiscutible es que Abertis necesita invertir pese a que ya ha realizado compras en lo que va de año por más de 1.000 millones de euros y muy a pesar de las actuales condiciones del crédito. 'Apostamos por el crecimiento en un mercado que arroja oportunidades pero con una mayor selectividad, en proyectos más exigentes en capital y, por tanto, con menos apalancamiento; probablemente con precios más razonables y con menos competidores', dijo el consejero delegado Salvador Alemany días antes de lanzar la oferta por Penn Pike. Un discurso que retoma cuatro meses después al liberarse de ese proyecto.
A favor de la expansión de Abertis juega una capacidad de endeudamiento que le permite entrar en nuevos terrenos, fijando como garantía los propios activos que vaya incorporando. El 83% del pasivo que declara la empresa está colocado a tipo fijo y un 91% goza de largo plazo de vencimiento. El ratio de deuda sobre Ebitda de Abertis era de 5,5 veces al cierre de 2007 (se elevaba a 7,5 veces si cristalizaba la oferta) y genera una caja de 1.000 millones al año.
Como comodín, guarda sus participaciones en la portuguesa Brisa (14,61%) y en Atlantia (6,6%), porciones que un día fueron estratégicas y que meses atrás se convirtieron en papel traspasable. Además, su Consejo tiene permiso para emitir pagarés, obligaciones, bonos u otro tipo de valores, en cualquier momento y a lo largo de los próximos cinco años, por 6.000 millones de euros.
Atrás queda el sueño de gestionar la mayor autopista concesionada jamás en EE UU, aunque el Estado de Pensilvania y Abertis han dejado abierta la posibilidad de retomar las negociaciones. Eso sí, el Gobernador Rendell no volverá a tener sobre la mesa una oferta por más de 12.000 millones de dólares.
El otro socio español
La otra parte española en la autopista, Criteria, es la que ha respirado con mayor alivio. El brazo inversor de La Caixa se convirtió en un forzado compañero de viaje, situación que reconoció su presidente, Ricardo Fornesa. La voluntad de Criteria pasaba por deshacerse a medio plazo del 8,3% en la concesión, por valor de 330 millones de euros. Ahora, el holding destinará esta cifra a inversiones, descartando una posible reducción de deuda. Criteria tiene como reto atender al crecimiento de La Caixa en Europa, Asia y EE UU, sin contar con su compromiso en la financiación de la compra de Fenosa por parte de Gas Natural, que supondrá un desembolso de unos 1.900 millones.