¿Para qué se crean las empresas? ¿Y los bancos?
En momentos de crisis las preguntas elementales ayudan a despejar tópicos y limpiar telarañas. ¿Para qué se crea una empresa? ¿Para qué sirve? ¿Para qué sirven los bancos?
Un empresa se crea, primero, para fabricar productos o prestar servicios. Y segundo, para generar beneficio con ello y ganar dinero. Así llega el saludable empleo. Cuando ese producto o servicio cubre una demanda o desarrolla una nueva las empresas tienen éxito. Sólo en segundo lugar está el objetivo de ganar dinero. Si el orden de estos términos se altera, las empresas nacen viciadas y abocadas al fracaso.
¿Para qué sirven las entidades financieras? Para prestar y captar dinero. La diferencia entre lo que cobran por lo primero y lo que pagan por lo segundo es lo que ganan. Su materia prima es el dinero, el combustible que hace funcionar la máquina de la economía.
Tanto si los bancos o las cajas dejan de prestar como de captar no están prestando su función y pierden su razón de ser. Es lo que en estos días les está pasando a algunos bancos y cajas a uno y otro lado del Atlántico.
No lo duden: habrá un antes y un después de los días que estamos viviendo. Porque hoy asistimos a la desintegración del orden financiero como se concebía hasta ahora. La salida es uno nuevo, el que se mueve al ritmo de la información inmediata. Nunca tantas decisiones financieras de tanto calado se han tomado en tan poco tiempo.
Las reglas están cambiando. La incógnita está en saber si el camino emprendido nos llevará a un lugar más sano o simplemente hemos empezado a dar vueltas a mucha velocidad. Nos jugamos mucho. Tanto como para no dejar el futuro sólo en manos de políticos, economistas y financieros.