Protagonismo público
Tras varios manuales de ortodoxia monetaria, John Maynard Keynes publicó en 1933 La Teoría General, una de las obras más influyentes de la historia. La Gran Depresión había hecho volar por los aires los postulados clásicos y la obra del célebre economista inglés se convirtió en el nuevo paradigma de la economía mundial. La mayor aportación fue incorporar las expectativas de los agentes en el análisis y su tesis de los animal spirits. En ocasiones, los agentes se dejan llevar por el pánico y su componente emocional y es necesaria la intervención del Estado para mantener la demanda efectiva. Sin duda, su cita más desafortunada fue: 'si es necesario, que caben agujeros y luego que los vuelvan a tapar'.
La deflación de activos se ha adueñado de los mercados financieros mundiales y los animal spirits dominan las decisiones de los inversores. La globalización hace que ningún país sea inmune pero España es especialmente vulnerable. En el último ciclo expansivo, los pasivos con el exterior han crecido exponencialmente y en el último año hemos pasado a financiarnos a corto plazo. El Estado ha sido contracícliclo y ha reducido drásticamente su endeudamiento y, por primera vez desde Carlos I, tiene margen de maniobra para hacer frente a una recesión económica.
En este escenario, el presupuesto que presenta el Ejecutivo es el que necesita nuestra economía. El propio vicepresidente reconoció el pasado verano la existencia de una burbuja inmobiliaria. Yo prefiero seguir hablando de sobrevaloración del precio de la vivienda, pero mantener que la economía va a crecer un 1% en 2009, viendo caer un 70% las preventas de viviendas sobre plano o un 50% las ventas de coches, es cuando menos incoherente.
El escenario central de la economía española es de recesión y eso llevará el crecimiento del gasto público por encima del límite previsto y próximo al 5%. El crecimiento potencial de esta economía en términos nominales está próximo a esa cifra, por lo tanto el Gobierno, al errar con su cuadro macro, acertará con la política fiscal óptima, si atendemos a los manuales que inciden en el equilibrio presupuestario a lo largo del ciclo.
Lejos de ponerse a cavar agujeros para luego cerrarlos, el Gobierno recorta gasto corriente de los ministerios y mantiene el esfuerzo inversor en infraestructuras, I+D+i y gasto social. Los dos primeros son necesarios para mantener elevado el crecimiento potencial de nuestra economía y el gasto social ayudará a preservar la estabilidad social, condición indispensable para evitar escenarios como la Gran Depresión o la crisis japonesa.
No obstante, el Estado tendrá que asumir más protagonismo. Los inversores internacionales también creen en la existencia de una burbuja inmobiliaria en España y repudian nuestra deuda con respaldo hipotecario, que supone un elevado porcentaje de la deuda externa. España está sentenciada a sufrir una crisis financiera y un Plan Solbes, similar al estadounidense -en el que el Estado emite deuda pública y compra a vencimiento deuda privada- es hoy más necesario que ayer, pero menos que mañana.
Si los inversores nos obligan a cerrar nuestro déficit por cuenta corriente de manera brusca, nos situaríamos en el escenario de riesgo, que es mejor ni nombrarlo. A diferencia de Estados Unidos nuestras entidades siguen dando beneficios y están capitalizadas, por lo que nuestro Plan sería preventivo y más eficaz.
José Carlos Díez. Economista jefe de Intermoney