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Contador inteligente

¿Ya ha cambiado las bombillas de filamento por las de bajo consumo? Y el aislamiento de la vivienda ya está a prueba de fugas de energía, ¿verdad? Pues no se relaje aún. La cruzada europea a favor del ahorro energético y el consumo responsable le va a obligar hasta el último rincón de la casa. En concreto, ese escondido contador del que sólo se acuerda cuando llega la factura de la luz o del gas. Ayer mismo (jueves 25), el Consejo de ministros de Competitividad de la UE, con presencia de la ministra española de Ciencia e Investigación, Cristina Garmendia, debatió un plan de acción a favor del consumo y producción sostenible que defiende la necesidad “de informar mejor al público del rendimiento energético de cada producto”.

El olvidado contador parece llamado a convertirse en uno de los instrumentos claves para ese objetivo. Por supuesto, no el aparato de toda la vida que registra impasible el derroche energético de una vieja lavadora o de una lámpara encendida en una habitación vacía. No. Estamos hablando de contadores que incorporan tecnologías digitales que permiten delinear un perfil exacto del cliente. Y ajustar los precios e impuestos para llevarle (¿o forzarle quizá?) hacia un modelo de consumo más sostenible.

La patronal europea del sector eléctrico, Eurelectric, ha calificado recientemente la introducción de esos nuevos contadores como un paso “necesario e inevitable a medio plazo”. Pero pide prudencia a la hora de imponerlos, para distinguir entre las necesidades de cada tipo de cliente.

Esta semana, el debate se ha enriquecido con un estudio (https://cadmus.eui.eu/dspace/bitstream/1814/9267/2/RSCAS_PP_08_01.pdf) del European Institute University, de Florencia sobre las ventajas de los nuevos contadores. Su autor, Jorge Vasconcelos, destaca entre ellas la posibilidad de visualizar de manera permanente el consumo eléctrico, lo que permite al usuario, por ejemplo, “saber el impacto de cada electrodoméstico en su factura de la luz”. Ahora, recuerda Vasconcelos, “el consumo no se toma en cuenta hasta el día que llega la factura y después se olvida”.

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