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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La culpa la tiene el 'bonus'

No cobro bonus, aunque no me vendría mal, y confieso que me siento motivada en mi trabajo. Durante años, consultores y expertos en retribución nos han estado vendiendo las bonanzas de tener una parte de la compensación, en algunos casos un porcentaje del salario muy elevado, ligada a los objetivos obtenidos por la compañía. Se trataba, siempre es la misma cantilena, de tener estimulados a los mejores y de retenerlos. Y, como siempre ocurre, algunos han ido más rápido que otros y se han llenado los bolsillos, inflando resultados y haciendo triquiñuelas para que los logros parecieran más de lo que en principio eran. Lo bueno es que tarde o temprano la trampa se descubre. Hay momentos en los que ya no es posible ocultar la realidad y la ambición desmedida de unos, los que ejecutan, y la negligencia de otros, los que emiten las órdenes a sus subordinados sin ejercer posteriormente ningún tipo de control cegados únicamente por los resultados económicos de la compañía, hace que todo salte por los aires.

Ha vuelto a suceder. Pensábamos que lecciones como la de Enron que, en su caída, se llevó por delante a la prestigiosa auditora Arthur Andersen por ser cómplice del fraude contable que escondía la empresa energética se habían aprendido. O el escándalo de Worldcom, la segunda compañía de telefonía de larga distancia en Estados Unidos, que realizó todo tipo de trampas para ocultar unas pérdidas de 3.850 millones de dólares. Pero la memoria humana es frágil.

Acabamos de verlo en algunos ejecutivos de Lehman Brothers, considerados por todos aquellos que jalean a todo aquel que consigue jugosos resultados sin preguntarse cómo los han obtenido como tiburones de las finanzas, que han llevado a la ruina al decano de los bancos de inversión estadounidense. No me extraña que el pasado miércoles cuando el presidente del banco, Richard Fuld, decidió asomar la cabeza y enviar un correo electrónico a sus empleados, tres días después de que el banco fuera declarado en quiebra, manifestándoles que se 'sentía horrible', la respuesta enfureciera a más de uno.

Sinceramente cómo se siente una persona que ha acumulado a lo largo de su trayectoria profesional una fortuna de más de 487,7 millones de dólares no tiene mucho interés. Me imagino cómo se siente aquel que no ha cobrado un bonus en su vida y encima se ha quedado en la calle.

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