Cuanto más grandes se hagan, más fuerte caeremos
American International Group es la última de las preocupaciones en la crisis de Wall Street. Permitir que AIG quiebre podría ser, si embargo, mucho más peligroso que permitir que lo hiciera Lehman. Un Gobierno responsable debe asegurar una solución ordenada. Pero esta crisis hace incluso más urgentes reformas efectivas de la regulación financiera en EE UU (...).
La fracturada estructura de las agencias reguladoras de EE UU es también extremadamente ineficiente para acertar con el complejo e interconectado sistema financiero. Como una aseguradora, más que como un banco, AIG fue supervisado por el Estado de Nueva York en lugar de por el regulador nacional (...).
Si, como muchos predicen, los grandes supermercados financieros se convierten en norma, las instituciones financieras medias se encontrarán expuestas a más frentes que antes. Los reguladores necesitarán cooperar para obtener el conocimiento necesario para supervisar a semejante gigante descontrolado (...).
AIG es demasiado grande y está demasiado interconectado para haber permitido que quebrara. Pero la acción de rescate de la compañía tiene también que ir acompañada con una resolución seria para dar con los muchos y nefastos fallos regulatorios.