Libertad pero con la cartera casi vacía
EE UU no apoya la sanidad pública como en el resto de países occidentales por razones políticas y sociales
En 2004 George Bush presentó ante los electores un programa económico y social que llamó 'sociedad de los propietarios'. Esta propuesta promocionaba los valores de responsabilidad personal, libertad económica y fortalecimiento de la propiedad. Con ellos quiso reformar, sin éxito, el sistema sanitario y de pensiones. Bush decía que quería que los ciudadanos tuvieran libertad para elegir por ellos mismos el sistema de cuidados médicos sin contar con el Gobierno, es decir, Washington se desentendía.
Ese mismo principio, con modificaciones, guía el programa de John McCain. El republicano dice que cada uno debe tener libertad para elegir su plan médico. Por eso quiere desincentivar que las empresas ofrezcan los seguros.
El problema es que en este caso, la libertad llega cuando se puede pagar. Y para muchas familias, que ya pagan sus impuestos, esta libertad se acaba muy pronto. El sueldo medio de los hogares el año pasado fue de 50.233 dólares y el coste medio del seguro medico de unos 12.000. Y puede ser mucho más. Cuando las enfermedades graves llegan, los costes se disparan y cuando se convierte en crónica es frecuente que las familias terminen vendiendo sus casas para pagar el tratamiento médico.
Barack Obama prohibirá que las aseguradoras elijan a sus clientes en función de su historial
A veces, las aseguradoras seleccionan a los clientes en función de su historial médico e incluso suben las primas a las mujeres que han parido con cesárea. McCain es muy vago en su programa sobre cómo atajar este problema. Obama dice que prohibirá esta selección.
Pese a que los elevados costes del actual sistema anulan la libertad, los americanos ven negativamente el sistema público de los países occidentales y que, en parte, ayuda a contener los precios de las aseguradoras privadas. Desde un punto de vista político, las aseguradoras temen que si se sigue el modelo de Europa y Canadá ellas estarán fuera y desde el punto de vista social, se abomina de un modelo en el que el Gobierno gestiona la sanidad y los médicos son funcionarios por más que este sistema exista en EE UU. Es el que disfrutan los congresistas y el Gobierno, y es el más eficiente.