Necesitados de caras nuevas
La irrupción de Barak Obama en la política estadounidense no ha dejado indiferente a nadie. A sus adversarios por las razones que todos conocemos y a sus afines por las que también sabemos. Pero al margen de su ideario y de sus propuestas políticas, que en esta columna no se van a valorar, lo que ha despertado curiosidad, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo, es que se trataba de una cara nueva, alguien desconocido, todavía por descubrir y que generaba expectación. Y no sólo por sus creencias, sino por su propia familia, su manera de vestir, sus asesores, todo lo que rodeaba al personaje interesaba. A mí me despertaba más curiosidad, por desconocido, Obama que, por ejemplo, Hillary Clinton, a la que ya tenía más vista y no me iba a sorprender ni su marido ni su hija Chelsea. Sucede lo mismo cuando llega un nuevo vecino al edificio, suscita interés porque los que llevamos tiempo viviendo en la misma escalera ya nos conocemos y, al menos a mí, no me producen ya ninguna curiosidad al margen de la cortesía que se tiene entre buenos vecinos. Pues bien, me interesaba Obama hasta que ha entrado en la escena política, de la mano de John McCain, la candidata republicana a la vicepresidencia de Estados Unidos, Sara Palin. Ha sido como un huracán, ha originado una gran expectación y durante días nos hemos empapado de detalles, incluso íntimos, sobre su vida y familia. Y es que estamos necesitados de rostros nuevos, de que a nuestras vidas lleguen vecinos nuevos. No es que la gente que habitualmente nos acompaña llegue a aburrirnos, pero de vez en cuando necesitamos algún soplo de aire fresco, de manera que, cuando llega, lo anterior ya nos parece conocido, nos aburre porque ya lo hemos incorporado a nuestro mapa cotidiano. Barak Obama fue una bocanada de aire fresco hasta hace bien poco. Sin ir más lejos, el pasado mes de julio más de 200.000 personas se concentraron en el Tiergarten, bajo la Columna de la Victoria, en Berlín para escucharle. Ahora el interés está puesto en Palin. Y los medios de comunicación nos volcamos sobre esta desconocida. Bienvenida sea. Lo mismo debería ocurrir en las empresas, lo que no significa que los que están sobren, pero se necesita una renovación, la llegada de nuevas caras, líderes que renueven la ilusión y el entusiasmo, sobre todo en momentos tan delicados como los que estamos viviendo.