Un terremoto bancario anunciado
Parece un terremoto bancario; pero es sólo un reordenamiento anunciado. Desde hace un año, coincidiendo con el impacto de la crisis crediticia, se barajan miles de posibilidades sobre fusiones entre entidades bancarias alemanas y la entrada de competidores extranjeros. Por un lado, la fusión prevista de los bancos regionales. Por otro, la venta de Postbank (del grupo Post), de Dresdner Bank (que ha pasado ahora a manos del Commerzbank) y de Citibank (la filial minorista alemana del Citigroup). Pero la apuesta ahora por Postbank por parte de Josef Ackermann, el controvertido jefe de Deutsche Bank, se ve con ojos críticos. No sólo porque implique un riesgo (en el ámbito minorista es difícil ganar dinero) sino porque se trata de una operación política en un país abierto a las inversiones extranjeras. La canciller Angela Merkel quería 'soluciones alemanas' para el Dresdner y para el Postbank. Y lo ha conseguido. Es decir, también en Alemania siguen rigiendo criterios políticos. Según el diario Süddeutsche Zeitung, Merkel y su ministro de Finanzas, Peer Steinbrück, 'han luchado con vehemencia para atar las cosas aquí'.
¿A coste de qué? Pues los sindicatos preferían una entidad extranjera por temor a los despidos derivado de las reestructuraciones por la integración. Sólo el plan de deslocalización hacia el este europeo de la entidad italiana Unicredit provocará la pérdida de 9.000 puestos de trabajo, lo que representa un duro golpe para su filial alemana Hypovereinsbank, en la que habrá 2.000 bajas. También los representantes de los trabajadores en los consejos de vigilancia de Allianz y del Dresdner Bank votaron en contra de la fusión de esta entidad bancaria con el Commerzbank. Esta unión implicará el recorte de otros 9.000 puestos de trabajo. Los analistas calculan que la ola de fusiones en el mercado bancario alemán podría costar hasta 20.000 empleos.
Otra de las razones del nuevo frenesí es la crisis crediticia, que ha provocado que entidades como IKB o el banco regional WestLB se tambaleen. Pero la crisis sólo ha descubierto los puntos flacos del sistema alemán. El reordenamiento era necesario porque en ningún otro país del mundo hay tanta competencia entre bancos como aquí. Entidades públicas (cajas de ahorros y bancos regionales) compiten con bancos privados y con bancos centrales de cooperativas. La competencia es feroz, sobre todo en el negocio de la banca minorista, y es difícil obtener beneficios. Algo que preocupa sobre todo a los grandes bancos privados, cuyos accionistas comparan sus resultados con los de las entidades extranjeras. Y buscan el proceso de concentración porque quieren ofrecer productos estándar a menores costes y llegar al máximo número de clientes posible.