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Descenso

La crisis de liquidez alcanza a los plásticos agrícolas

El líder del sector, TPM, prepara un ajuste

La sequía del crédito y la constante subida del precio del petróleo está poniendo en la picota a empresas que poco tienen que ver con el ladrillo y cuya demanda se mantiene en lo más alto en este tramo del año. Es el caso del grupo almeriense TPM, el líder nacional en fabricación de plásticos agrícolas, que ha estado a punto de ver paralizada su actividad este verano en plena campaña de suministro a los invernaderos por problemas de liquidez para financiar su circulante.

La sociedad, fruto de la fusión de las almerienses Plastimer y Macresur y la valenciana Torres, ha salvado la crisis por el momento gracias a un crédito extraordinario de 1,5 millones de euros de la Junta de Andalucía, pero se verá obligada a aprobar en los próximos meses un plan de reestructuración que afectará principalmente a la fábrica de plásticos industriales de Valencia, admite el portavoz del grupo Francisco Cirera.

TPM compra al contado a las petroleras la materia prima con la que fabrica los plásticos, pero vende a sus clientes a un plazo de unos 90 días, lo que exige contratar líneas de crédito con bancos y cajas que ahora se han visto frenadas en seco. Cajamar participa en el accionariado de TPM con el 10% del capital, un respaldo que ha mitigado el problema pero que no ha evitado la falta de liquidez. A este lastre se suma el alto precio del crudo, que ha encarecido su producto y ha obligado a constantes subidas de precios en el último año.

Competencia asiática

Además, la planta de Valencia, que suministra plástico industrial a empresas como Coca-Cola, está acusando la competencia asiática en el segmento de las bolsas de plástico y también una significativa caída de la demanda procedente de los clientes que son empresas auxiliares de la construcción, como el fabricante de sanitarios Roca. Ante esta adversa coyuntura, la compañía estudia 'redimensionar' esta fábrica para ajustarla al actual momento de mercado. Están en juego un total de 500 empleos, la mitad de ellos radicados en la factoría valenciana. La empresa líder en plasticultura, controlada por el grupo constructor almeriense Gumar, facturó en 2007 unos 200 millones de euros dentro de un sector, el auxiliar de la potente agricultura almeriense, que mueve al año unos 1.500 millones de euros.

La empresa, que ya suspendió pagos en 2005, acudió a la Junta el pasado mes de julio alertando del peligro cierto de que su actividad quedara estrangulada por falta de liquidez.

El Gobierno andaluz, que precisamente en estos momentos prepara nuevas ayudas para hacer frente con avales y subvenciones a las empresas en crisis, no pudo todavía echar mano de estos incentivos, pero activó en tiempo récord un préstamo para circulante que el consejero de Agricultura, el almeriense Martín Soler, anunció como desembolsado el pasado 1 de septiembre. A través de un convenio firmado entre la empresa y las consejerías de Innovación y de Empleo, se ha concedido a TPM 'una inyección de liquidez para garantizar el suministro de material a sus clientes, así como para atender los compromisos con acreedores y colaboradores de la compañía a corto y medio plazo'. De esta forma, la compañía podrá adquirir materias primas y hacer frente a los compromisos de producción.

Primer concurso en 2005

No es la primera vez que el fantasma de la suspensión de pagos se cierne sobre TPM. La compañía entró en concurso en 2005 tras la indigestión de la fusión a tres bandas que se llevó a cabo entre Plastimer, Macresur y Torres Film en 2002. También contribuyó a esta primera crisis la escalada del petróleo. Como resultado de la integración, la firma concentró la fabricación de plásticos agrícolas en las dos fábricas de Almería pertenecientes a Plastimer y Macresur, mientras que la división industrial se quedó en las instalaciones valencianas de Torres Film.La sociedad, que ahora pertenece por completo a inversores almerienses, tuvo que inyectar 20 millones en 2005 para salir de la suspensión. El empresario José Antonio Picón y los constructores Antonio Gutiérrez y Miguel Martín (Grupo Gumar), junto a Cajamar, que se hizo con el 10%, rescataron el 50% de los socios valencianos. En la actual crisis, TPM, que ha cumplido con todos los pagos del antiguo proceso de suspensión de pagos, no se plantea cambios en su accionariado.

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