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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La reconversión inmobiliaria

El frenazo del sector inmobiliario ha sido tan fuerte que se adivina muy lejos la fecha en que se vaya a normalizar. Sin embargo, no son pocos los expertos que empiezan a observar ciertas señales de estabilización, aunque los cálculos sobre el calado de la caída sean hoy más pesimistas que hace meses. No obstante, y aunque los indicios inviten a pensar que la cuesta abajo se empieza a moderar, el calendario que figura en las mesas de los expertos cifra en un periodo de dos a tres años más el requerido para que el sector inmobiliario recupere la normalidad.

Igual que ocurrió en la anterior crisis, a principios de los noventa, serán necesarios no menos de 24 meses para que la oferta y la demanda se reajusten y se llegue a absorber el importante stock acumulado de viviendas, que los tasadores calculan en 800.000. Este proceso transcurrirá paralelo al ajuste de precios que, según las fuentes, puede oscilar entre el 20% y el 30%. Este recorte, por un lado, eliminará el componente de burbuja de los precios y lo colocará en valoraciones más reales. Pero, por otro, será un ralentizador de la vuelta a la normalidad, al desincentivar muchas decisiones de compra a la espera de más bajadas de precios. Un marco que las autoridades debían aprovechar como incentivador del casi inexistente mercado de alquiler.

El endurecimiento de las condiciones financieras derivado de las turbulencias por la crisis subprime de Estados Unidos ha sido un acelerador de la crisis, pero no la principal causa del bache inmobiliario, como quieren ver algunos. Es cierto que bancos y cajas se han hecho mucho más selectivos antes de aprobar un crédito, pero también que han puesto en marcha diferentes medidas para evitar ejecutar las hipotecas.

La causa primera de la crisis inmobiliaria estuvo en unas valoraciones estratosféricas que han hecho que ahora las empresas del sector, algunas ya en situación crítica, estén abocadas a una dura reconversión. El fuerte recorte que en el primer semestre han registrado las grandes inmobiliarias en sus cuentas de acreedores, sea por cambio del modelo de negocio, por la urgente necesidad de liquidez o por ambas razones, es una prueba más de que esa reconversión se ha acelerado.

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