Venecia, el duelo eterno entre el agua y la tierra
Moldeada por piedra y agua, con el mar como suelo, el cielo como cubierta y como muros, el discurrir del agua. Venecia es un lugar onírico, al límite de la realidad, formado por más de 120 pequeñas islas unidas entre sí por 400 puentes y donde el tiempo parece haberse quedado anclado varios siglos atrás. A pesar de ser la ciudad más descrita, pintada, fotografiada y filmada del mundo, los 13 millones de viajeros que la visitan cada año no pueden resistir un vigoroso impacto al conocerla por primera vez.
El tradicional asfalto de las ciudades es sustituido por agua que se filtra al tejido urbano a través de 177 canales que pueden recorrerse a bordo de una góndola, envuelto en la niebla invernal o cuando la puesta de sol baña la Serenissima con los cálidos tonos rosas, azules y dorados utilizados en las pinturas de Tiziano, Tintoretto o Pietro Longhi. Durante la travesía, el navegante no podrá evitar preguntarse cómo se las arreglan sus habitantes para entrar y salir por esas puertas que, suspendidas sobre el agua, transmiten una sensación de irrealidad propia de la Alicia de Lewis Carroll. Normal que Thomas Mann la describiera como 'la más inverosímil de las ciudades'.
También impresiona contemplar la denominada acqua alta (marea alta), un fenómeno que tiene lugar en primavera y otoño y que inunda la plaza de San Marcos de tal manera que los venecianos y, por supuesto, los viajeros se ven obligados a caminar en fila india sobre pasarelas de madera. En un lugar así, cualquier suerte de urgencia debe ser forzosamente abandonada.
Los 3.500 metros de longitud de la piazza San Marcos, el lugar más emblemático y amplio de Venecia, contrastan con los angostos, oscuros y laberínticos callejones que duermen detrás de los canales. La hermosa plaza está constituida por un conjunto de edificios de pórticos continuos, las Procuradurías, por la torre del reloj, con las figuras de los moros que golpean contundentemente para señalar el cambio de hora, y por el imponente campanile, que se convierte en el lugar más elevado de la ciudad gracias a sus 99 metros de altura.
El palazzo Ducale tampoco pasa desapercibido. Con las paredes y los techos decorados por los más importantes pintores venecianos, se sitúa junto a la maravillosa basílica románico-bizantina que da nombre a la plaza y que se constituye como el principal monumento medieval, no sólo de la ciudad sino del planeta. Síntesis de la fusión entre Este y Oeste, su extraordinaria ornamentación, en la que destacan los mosaicos de las bóvedas, puede requerir nuestra atención durante varias horas.
Pero Venecia está llena de tesoros. No deben dejar de visitarse la biblioteca Marciana, la grandiosa iglesia gótica de Santa María Gloriosa dei Frari, Rialto y el puente de los Suspiros, sin olvidarnos de la extraordinaria obra maestra de la arquitectura barroca: la iglesia de Santa Maria della Salute.
Otro de los órganos vitales de la ciudad es el Gran Canal que, en forma de ese, divide la ciudad a través de sus tres kilómetros. Dos mitades que sólo pueden cruzarse a pie a través de tres puentes: el de la Academia, el de los Descalzos y Rialto, elevado por encima del agua hasta 7,5 metros y que destaca por sus arcadas y la zona comercial a la que da cobijo. Navegar por esta serpenteante vía de agua supone un privilegio que permite disfrutar de sus orillas, donde se alinean más de un centenar de palacios, entre los que destacan el gótico Giustinian, el clasicista Contarini Fasan y los barrocos Giustinian-Lolin y Grassi, Ca'Rezzonico o Ca'Pesaro y el renacentista Ca'Granda. Pero, de entre todos, el más afamado es Ca'dâro, el ejemplo más impresionante del gótico veneciano. El interior de este último puede visitarse, pues hoy por hoy alberga un museo con obras de arte italiano de varios autores.
En cualquier caso, si quiere disfrutarse de la belleza de las mejores pinturas venecianas es imprescindible la visita a la Gallerie dell'Academia, en el lado del Dorsoduro. Casi todas sus obras proceden de los palacios e iglesias de la ciudad, que se encuentran reunidas en esta antigua iglesia y scuola. Rivaliza con ella la scuola Grande di San Rocco, emplazada junto a la iglesia dei Frari, que guarda en su interior las obras maestras de Tintoretto.
Como medio de transporte, además de la posibilidad de desplazarse andando, el viajero dispone del vaporetto, un híbrido a medio camino entre un barco y un autobús, que une los seis barrios que forman Venecia. Existe, sí, una carretera-puente que conecta las pequeñas islas que forman Venecia con tierra firme, pero es imposible escuchar el motor de un vehículo rodante, puesto que, por sorprendente que pueda parecer, quedan confinados en la Piazzale Roma, situada a la entrada de la ciudad.
Guía práctica
Dormir. Ca'Maria Adele. Estratégicamente situado cerca de la iglesia de Santa Maria della Salute. Un auténtico lujo formado por tan sólo siete habitaciones y siete suites. Rio Terrà dei Catecumeni, Dorsoduro 111. www.camariaadele.itDanieli. El hotel de ilustres huéspedes, como Dickens, Wagner o Proust. Cuenta con 230 habitaciones y 11 suites distribuidas entre el edificio antiguo y otro de nueva construcción. Castello 4196. www.starwoodhotels.comDesplazarse. El vaporetto o autobús acuático forma parte del sistema público de transportes. Es el mejor medio para poder desplazarse por todos los rincones de la ciudad. A partir de seis viajes, es recomendable sacar un abono.Las góndolas. Es el medio de transporte más agradable, pero también el más caro, pues su precio ronda los 100 euros para cuatro pasajeros. Los viajes suelen durar en torno a 45 minutos y su coste se incrementa a partir de las ocho de la tarde.Comer. Al Covo. Especialistas en pescados. Déjese aconsejar por el camarero para probar los mejores platos. Sólo utilizan los mejores ingredientes para recrear las recetas tradicionales venecianas. Es necesario reservar.