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Columna
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Cinco consejos para Obama

Breakingviews tiene cinco recomendaciones en economía para Barack Obama. Por supuesto, la esperanza presidencial demócrata no podrá cargarse a las 'vacas sagradas' tan amadas por el partido. Sabido esto, aquí van cinco maneras con los que podría mejorar la economía estadounidense:

Sustituir a Bernanke: La expansión de las ofertas de dinero rápido ha creado burbujas y envalentonado las compras al exterior, que ha acarreado pérdidas de empleo en EE UU. Bernanke, sin embargo, sigue encontrando nuevas razones para no subir los tipos de interés. Obama está aconsejado por Paul Volcker, que lidió con la inflación en los 80 con una postura mucho más dura. El contrato de Bernanke termina en enero de 2010. Cambiarlo por un seguidor del dinero duro es esencial, y políticamente deseable, en tanto que los demócratas no han nombrado a un jefe de la Fed desde Volcker.

Cortar el déficit presupuestario: Acarrear un déficit de 500.000 millones de dólares incluso antes de que una recesión haya aparecido es irresponsable. Obama invertiría muchas de las bajadas de impuestos de Bush y rebajaría la implicación de EE UU en Irak. Debe atacar duramente las prestaciones sociales corporativas y los subsidios al etanol y la agricultura, algunos de los cuales benefician al núcleo de los votantes demócratas.

Lidiar con el calentamiento global, correctamente: Lo que significa un impuesto sobre el carbón más que la distorsionada permisividad de emisiones y un sistema para comerciar con ellas. Los procedimientos, en los que cabría incluir mayores impuestos sobre la gasolina, deberían usarse para rebajar otros impuestos, pero inicialmente para redirigir el déficit presupuestario.

Explotar su credibilidad internacional: Significa retomar la ronda de Doha de las conversaciones sobre comercio y forzarlas a una conclusión. Una política interna monetaria más firme debería reducir el impacto del libre mercado en los puestos de trabajo y, ganando acceso total a los mercados emergentes como India, China deberían crear nuevos puestos en EE UU.

Ir detrás de los excesos de Wall Street: Las instituciones financieras que son demasiado grandes como para caer deben estar protegidas de las apuestas con dinero del contribuyente. Esto sugiere exigir un mayor capital, un control más estrecho de las gestiones de riesgo y quizás la regulación de las prácticas remunerativas, al menos con algunas grandes firmas. Fannie Mae y Freddie Mac, en su estado actual, están en esta categoría y deberían ser capitalizadas de acuerdo a esto. Otras más pequeñas, negocios de algo riesgo financiero del tipo de Bear Stearns deberían desligarse del Gobierno y la Fed para que ellas y sus compañeros empresariales se hagan cargo apropiadamente de sus riesgos.

Por Martin Hutchinson

La humilde albión

Pobrecita Londres. La ciudad ha tomado la antorcha de Pekín, que acaba de escenificar el mayor espectáculo olímpico de la era moderna. Ahora, Albión no está en posición de alcanzar a China. Gracias a los contribuyentes, los organizadores de los Juegos parecen haberse tomado este mensaje en serio. En la ceremonia de clausura del domingo, el acto de entrega consistió en un autobús inglés de dos plantas, una vieja estrella del rock y un icono futbolístico del pasado y un alcalde en un traje arrugado confeccionado para un hombre de mayor estatura.Sonó como un lejano grito junto a los miles de percusionistas y bailadores en trajes de lentejuelas y neón que brincaban en la alucinante ceremonia de inauguración. Pero mantener las posiciones con los chinos no es una opción, sobre todo porque implicaría una bancarrota.Se cree que China se ha gastado 42.000 millones de dólares (29.000 millones de euros) en estos Juegos. Eso es más que lo que cualquier otra nación anfitriona se haya gastado jamás. Por supuesto, repartidos entre los 1.300 millones de habitantes, sale a algo más de 32 dólares por persona, o menos que el 1% de los ingresos medios anuales por trabajador.La media en el Reino Unido del paquete que se paga es siete veces mayor que en China, pero la población es 22 veces menor. Así, si los ingleses asumen un compromiso nacional igual, acabarán pagando 15.000 millones de dólares. Es más de lo que se gastaron en Atenas o Sydney.Pero no es sólo el coste sustancialmente bajo de construir un estadio lo que aporta margen a China: su Gobierno autoritario puede arrasar barrios enteros a su placer.Londres debe confiar, en palabras de su alcalde, Boris Johnson, en la 'inteligencia y la ingenuidad'. Podría empezar visitando a un sastre antes de que las festividades empiecen dentro de cuatro años.Por Rob Cox

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