España gana cómodamente a Alemania y ya piensa en EE UU
España canjeó el primer billete de ida para los cuartos de final de los Juegos Olímpicos de Pekín a cambio de la tercera victoria en Wukesong sobre Alemania, que cayó por quinta vez consecutiva ante la selección española (59-72) y suma tres años sin saber lo que es ganarla.
El despertador suena a las cinco y media. El desayuno espera a las seis y Alemania a las nueve en el pabellón Wukesong. La selección española necesitó los dos primeros cuartos para espabilarse y sacudirse la somnolencia. Frente a Grecia por el debut; ante China por un exceso de confianza y, contra los alemanes, por el madrugón, el caso es que los campeones del mundo aún no han arrancado ningún partido con frescura.
En todos los comienzos ha pasado por dificultades. Y en todos los segundos ha ajustado el carburador, siempre a partir de la defensa, y ha salido por delante en el marcador. Con China necesitó la prórroga. Ni con los griegos ni con los alemanes ha sido para tanto. Lo que sí es verdad es que la selección española aún no ha completado un partido redondo al cien por cien. Alemania tenía una dosis extra de motivación por haber caído con Grecia y porque, en la relación directa con los españoles, tiene clavada una espina después de cuatro derrotas seguidas (una en el Mundial de Japón, dos en sendos amistosos previos al Europeo 2007 y, la última, en los cuartos de final del campeonato continental).
Los germanos también asimilaron mejor la alborada. Aunque Dirk Nowtizki se dejó ver poco hasta el descanso. No así Pau Gasol (diez puntos hasta el intervalo). El ala-pívot de los Lakers fue el único jugador de España con ritmo. Una marcha providencial porque el tiro nuevamente supuso un quebradero de cabeza. En esta ocasión incluso en los tiros libres (cuatro de ocho en el descanso).
Al final del primer cuarto (15-12) eran paupérrimos (dieciocho% en triples y veintiuno% de dos). Sí con esos porcentajes ganó a los alemanes, con registros similares pudo con Grecia y remontó ante la apabullante China del otro día, cuando normalice la producción habrá que ver lo que pasa. La tercera escalada de los Juegos creció desde el 22-14 del minuto trece. Cuatro después el tanteador ya arrojaba cifras parejas (24-22). El método de ascenso incluyo varias disposiciones defensivas en zona (casi siempre 2-3 y, en tramos, 1-3-1). Y, como jefe de cordada, a Ricky Rubio, que cada día levanta más admiración entre la prensa especializada extranjera y los comentaristas técnicos que colaboran con algunos de los medios de comunicación más importantes del mundo. Uno de los hipnotizados por la magia del base del DKV Joventut es el australiano Andrew Gaze, con cinco Juegos a sus espaldas y en el ''top'' del club de los anotadores olímpicos. Un mito que disfruta cada vez que ve al joven jugador español. Los diecisiete añitos que figuran en su carné de identidad les tienen locos.
A Alemania también la volvió loca. Rubio dio eficacia a la defensa sobre los exteriores y normalizó la actividad atacante. Hizo sonar el despertador. Y con un sentido de la oportunidad impecable porque Alemania encadenó una batería de triples al final del segundo cuarto potencialmente letal, pero equilibrada al otro lado de la cancha con las muñecas de José Manuel Calderón, Alex Mumbrú y Rudy Fernández (36-39). El amanecer español, ya al borde de las diez la mañana, con el desayuno bien digerido y los cinco sentidos despejados, arrojó un parcial de 3-16 (39-55 m.23). El resto quedó en manos de España. Nowtizki apenas se había asomado al choque. Mérito defensivo y de corte colectivo. Sólo con esas premisas se podían compensar la floja tarjeta en los tiros libres y los ronquidos de los dos primeros cuartos. España ya está en cuartos. Llama a la puerta de las medallas.