Las mujeres buscan empleo
La caída de la tasa de temporalidad es el aspecto más positivo de la EPA del segundo trimestre, según el autor, que explica el aumento de la población activa por la incorporación de las mujeres al mercado laboral para compensar una posible disminución en los ingresos familiares
Los resultados de la encuesta de población activa (EPA) del segundo trimestre confirman la desaceleración de las afiliaciones a la Seguridad Social y la aceleración del paro registrado, que se produjeron a lo largo de ese periodo, y que situaban sus tasas de variación interanual en el conjunto del trimestre en el 0,2% en el primer caso y en el 18,8% en el segundo.
En efecto, la población ocupada estimada por la EPA creció en el segundo trimestre en relación con el anterior en 22.900 personas, crecimiento muy inferior al del mismo trimestre del año anterior (casi 300.000), y que se explica en su totalidad por razones estacionales, ya que, si se utilizan los datos desestacionalizados del Ministerio de Economía, el empleo disminuiría en 139.500 personas. Como consecuencia de esa evolución, la tasa de variación interanual del empleo en el segundo trimestre se limitó al 0,3%, lo que significa una desaceleración respecto del trimestre precedente de 1,4 puntos porcentuales.
En cambio, el comportamiento de la población activa fue muy diferente, a pesar de la relación muy estrecha que suele tener con la evolución del empleo, ya que en el segundo trimestre mantuvo un elevado incremento intertrimestral de 230.200 personas, aumento que continúa siendo alto con datos desestacionalizados (186.100). Como consecuencia de ello, el crecimiento interanual, el 3,1%, supone una aceleración de una décima respecto del primer trimestre.
La conjunción de un importante crecimiento de la población activa y de un reducido avance del empleo en términos intertrimestrales provoca un fuerte aumento del paro estimado por la EPA en el segundo trimestre en relación con el anterior, superior a 200.000 personas (207.400), lo que en tasa de variación interanual se traduce en un avance del 35,3%, que más que duplica la tasa de variación del primer trimestre (17,1%). Esta evolución provoca un incremento de la tasa de paro en el segundo trimestre de ocho décimas, hasta situarse en el 10,4%, tasa que es la más alta desde el primer trimestre de 2005. Con datos desestacionalizados el aumento de la tasa de paro es aún mayor, 1,3 puntos, del 9,3% al 10,6%.
Analizando con más detalle los resultados de la EPA se constata que el moderado aumento intertrimestral del empleo (22.900) se debe a que el crecimiento del empleo de los asalariados indefinidos (153.400 personas) más que compensa el descenso de los no asalariados (-12.700) y, sobre todo, el de los asalariados temporales (-117.800). Esta evolución tan diferente de los asalariados, según la duración del contrato, reduce la tasa de temporalidad en el trimestre en siete décimas, hasta el 29,4%, la más baja desde el primer trimestre de 1990.
La reducción de la tasa de temporalidad, sin duda el aspecto más positivo de los datos de la EPA del segundo trimestre, puede explicarse, en parte, por el elevado componente de temporalidad en el descenso del empleo de la construcción (-4,7% en tasa de variación intertrimestral y -8% en tasa de variación anual). Pero el aumento del empleo indefinido, unido a la persistencia del descenso de la tasa de temporalidad desde el tercer trimestre de 2006 (5,2 puntos en total), permite suponer que ese descenso también está siendo favorecido por la reforma laboral de mayo de 2006, que limitó la contratación temporal y estimuló la indefinida, y cuya última medida ha sido el descenso a partir del pasado 1 de julio de un cuarto de punto del tipo de cotización por desempleo a cargo de las empresas en los contratos indefinidos.
En lo que respecta a la evolución de la población activa, extraña su comportamiento expansivo en contraste con la evolución mucho menos favorable del empleo. Esta evolución de la población activa, que significa una aceleración de la misma, no se explica por la población activa extranjera, que crece en el segundo trimestre la mitad que en el periodo previo, sino por la nativa, que aumenta en términos intertrimestrales más de 150.000 personas, las dos terceras partes del incremento total de la población activa. El mayor crecimiento dentro de la población activa nacional de la femenina y, sobre todo, de la de más de 45 años, puede estar reflejando la incorporación de personas antes inactivas para compensar la disminución de ingresos reales de las familias como consecuencia de la inflación y de la pérdida de empleo de los miembros activos de las familias.
Por último, en relación con la tasa de paro, el incremento en el segundo trimestre, del 9,6% al 10,4%, prolonga el aumento de los dos trimestres anteriores, y es sintomático del carácter asimétrico de su evolución, lento descenso en las fases expansivas y rápido aumento en las de crisis económica: el aumento de 2,4 puntos que se produce en los tres últimos trimestres prácticamente contrarresta el descenso de 2,6 puntos que se había producido en los 11 trimestres anteriores (desde el cuarto de 2004). En cualquier caso, el aumento de la tasa de paro es superior en el segundo trimestre en los hombres que en las mujeres y en los extranjeros que en los nacionales, lo que se explica por la evolución más negativa del empleo de los hombres y los extranjeros, puesto que en estos dos casos el aumento de la población activa y de sus tasas de actividad es inferior al de las mujeres y nativos, respectivamente.
José Ignacio Pérez Infante. Profesor asociado de Mercado de Trabajo en España de la Universidad Carlos III