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Tribuna
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Carreteras de hormigón

El hormigón preparado es un producto indispensable en la construcción. Sin hormigón no se podría construir una casa, un puente o un embalse, por citar algunos de los ejemplos más claros del uso de este material fabricado con cemento, áridos y agua. Sin embargo, su uso está casi olvidado en las carreteras españolas, al contrario que otros países, que tienen una buena parte de sus carreteras construidas con hormigón, como Bélgica, en su inmensa mayoría, y Estados Unidos, en buena parte de la red de autopistas.

No hay razón aparente para la preferencia del asfalto, salvo la impuesta por una larga tradición que ha olvidado las especiales características de durabilidad del hormigón. Sin embargo, los nuevos tiempos deben tener en cuenta un hecho de suma importancia para la economía nacional: la escalada del precio del petróleo a límites cada vez más altos. Y, no hay que olvidar, que el asfalto tiene en el oro negro a su principal materia prima.

Todo los pavimentos son susceptibles de ser construidos con hormigón (carreteras, aeropuertos, autopistas, etcétera). Por esta razón, desde la Asociación Nacional Española de Fabricantes de Hormigón Preparado (Anefhop), sometemos a consideración a todos los colectivos que participan en la construcción de pavimentos: desde las Administraciones públicas, como grandes impulsoras de las obras públicas, hasta las empresas y los arquitectos e ingenieros que las diseñan y ejecutan. Las razones para emplear el hormigón en la construcción de carreteras en España son de peso:

A los precios actuales del barril de petróleo, la construcción de carreteras de hormigón resulta más barata en cuanto a mantenimiento y duración, frente a las carreteras de aglomerado asfáltico.

El asfalto, además, nos hace ser dependientes del exterior y tener que pagar con divisas. En el último informe de la balanza de pagos (primer cuatrimestre de 2008), y habida cuenta del incremento del déficit comercial, el Banco de España afirma que 'esta evolución tuvo lugar en un contexto de crecimiento superior de las importaciones que de las exportaciones (12,5% y 10% en tasa interanual, respectivamente), y de ampliación del déficit energético y reducción del saldo negativo de productos no energéticos'.

El hormigón es un producto nacional, que no compromete la independencia estratégica de España.

El hormigón, además, no es inflacionario en la medida en la que lo es el petróleo.

También hay que tener en cuenta el argumento ecológico, pues el pavimento asfáltico contamina la base de terreno sobre la que se sustenta y el hormigón no.

Por ley, la construcción de pavimentos en túneles debe ser de hormigón, ya que en caso de incendio, el asfalto emite gases extremadamente tóxicos frente a la inocuidad del hormigón. Recordamos que en más de un caso estos pavimentos se han realizado con aglomerado asfáltico.

En tiempos como los actuales, en los que existe preocupación por la subida de las temperaturas, el color claro del hormigón actúa como albedo frente a la radiación solar, reflejándola, al contrario que los colores oscuros que la absorben.

Hay otro argumento que hay que analizar por separado y es el referido a la aguda crisis de la construcción en España. Casi sin tiempo de reaccionar, hemos pasado de tasas altas de crecimiento a una caída de incalculables consecuencias, con pérdidas de empleo y la posibilidad de concursos de acreedores y quiebras empresariales. El sector del hormigón no es ajeno a esta situación y en bastantes zonas de España se están registrando caídas de cierto relieve. Por ello, emplear hormigón preparado, en lugar de asfalto, sería una medida que ayudaría a muchas empresas a sobrellevar la delicada situación que estamos sufriendo.

Calidad, durabilidad, independencia estratégica, ayuda a la economía nacional..., realmente hay argumentos para construir las carreteras con hormigón.

Javier Martínez de Eulate. Director general de Asociación Nacional Española de Fabricantes de Hormigón Preparado (Anefhop)

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