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Tribuna
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Con el Sol a otra parte

El real decreto de regulación fotovoltaica que prepara el Ministerio de Industria condenará al sector a un proceso de miniaturización exhaustivo, según el autor. En su opinión, implantar un sistema de cupos de racionamiento tan reducidos conducirá irremediablemente al sector fotovoltaico al raquitismo

La mayoría de las empresas fotovoltaicas españolas se verá abocada en 2009 a emprender la diáspora. A partir del próximo octubre, y de convertirse el borrador presentado a la Comisión Nacional de la Energía en real decreto, sus posibilidades de inversión se reducirán a una quinta parte y además sin posibilidad de crecimiento, con lo que en lo sucesivo su estructura y su desarrollo nacional serán mínimos.

Es difícil entender por qué el Ministerio de Industria se dispone a emprender un proceso tan exhaustivo de miniaturización del sector fotovoltaico en España. En 2008, las inversiones totales nacionales en el sector fotovoltaico ascenderán a más de 6.500 millones de euros, pero en 2009, cuando entre en vigor el real decreto de regulación fotovoltaica que prepara el ministerio, esa inversión no podrá alcanzar los 1.500 millones de euros anuales.

En los principales países occidentales, la energía solar fotovoltaica está en fase decisiva de crecimiento. Buena parte de su futuro depende de cómo crezca ahora, porque en cada país estamos exactamente en el tránsito de la adolescencia a la madurez. Cuando el resto de países procura expandirse y crecer, nosotros nos contorsionamos hasta volvernos irrelevantes en el ámbito fotovoltaico internacional.

La premura y las presiones cortoplacistas han dificultado una planificación coherente de inversiones y financiación a más de dos años vista

Países como Alemania han establecido sistemas de tarifas más estables, que facilitan la planificación a mucho más largo plazo de lo que ha sido habitual en España. El sistema germano de fomento de la industria fotovoltaica establece reducciones graduales de las primas sin establecer cupos, de manera que a mayor nueva producción se incrementan automáticamente también los descuentos de las subvenciones.

Alemania lo hizo así entre 2005 y 2008, y volverá a hacerlo entre 2009 y 2012. Esa estabilidad ha dinamizado las inversiones y su financiación internacional, ha permitido a sus principales empresas crear planes de desarrollo e investigación sostenidos en el tiempo, y sentar las bases de un crecimiento sólido y predecible hasta 2020.

Ese marco estable y a largo plazo no se ha producido hasta ahora en España. La premura y las presiones cortoplacistas han dificultado en nuestro caso hasta una planificación coherente de inversiones y financiación a más de dos años vista. Ahora, el Ministerio de Industria ha preferido implantar un sistema de cupos de racionamiento tan reducidos que conducirán sin remedio al sector fotovoltaico al raquitismo.

Es falso además que las primas gubernamentales a la energía fotovoltaica le supongan un gasto al Estado. Hasta 2015, esas primas podrían ascender a unos 13.500 millones de euros, pero para entonces el sector habrá reembolsado a la sociedad esa misma cantidad, más otros mil millones de euros suplementarios, a través de impuestos, tasas locales y contribuciones a la Seguridad Social, así como mediante ahorros en costes de otras fuentes de energía y de emisiones de dióxido de carbono, según datos recogidos por la Asociación Empresarial Fotovoltaica a partir de un estudio de Boston Consulting Group.

De hecho, nuestra asociación ha propuesto al ministerio un sistema para reducir más deprisa las primas sin establecer cuotas de producción, porque entendemos que permitir al mercado desarrollarse y crecer es la única manera de generar mejoras en eficiencia y productividad necesarias para eliminar las subvenciones.

En concreto, hemos propuesto un sistema sin cupos, de manera que la nueva producción nacional pueda mantenerse en torno a los 800 megavatios anuales, y con una reducción anual de primas del 7%, que podría llegar hasta el 10% si la instalación anual excediera de esa planificación prevista. Si en vez de eso el ministerio opta finalmente por su propuesta de cupos y mengua sectorial, desde luego las horas de sol españolas serán lo de menos, porque el sector se habrá quedado definitivamente a oscuras.

Hasta la fecha, y a pesar de habernos escuchado, apenas se han tenido en cuenta nuestros argumentos. Y eso que con ellos se garantiza además un sector potente, de alto valor añadido para la nueva economía que queremos construir, generador de I+D y de empleo profesional y cualificado, con capacidad exportadora y con una imprescindible contribución para que España se mantenga como uno de los países líderes en energías renovables.

Juan Laso. Presidente de la Asociación Empresarial Fotovoltaica

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