Lamy anima a un pacto sobre Doha para mejorar la economía
El director general de la OMC, Pascal Lamy, pidió ayer un 'esfuerzo' a los países de la organización para dar un impulso definitivo a la Ronda de Doha. Lamy subrayó que un acuerdo sobre la liberalización del comercio puede contribuir a estabilizar la coyuntura económica mundial.
Las negociaciones sobre la liberalización del comercio mundial arrancaron ayer en Ginebra con la impresión generalizada entre las delegaciones de que, tras siete años de infructuoso regateo, la llamada Ronda de Doha se juega esta vez de manera casi definitiva sus posibilidades de éxito.
'Esta es una gran oportunidad. Quizá la última gran oportunidad para dar el paso decisivo hacia la conclusión de la ronda de Doha', señaló el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, unas horas antes del comienzo de los contactos.
Lamy instó a todas las partes a hacer 'un esfuerzo'. Y les alentó con la esperanza de que 'un resultado equilibrado supondría un gran impulso al crecimiento y el desarrollo, al tiempo que garantizaría un marco comercial más estable.'.
Las últimas horas antes de la cita, sin embargo, ponían de relieve la enorme fosa que todavía separa a los 152 socios de la OMC y, en particular, a los tres grupos en que militan las diferentes economías: países desarrollados, emergentes y en vías de desarrollo.
El ministro de Asuntos Exteriores, Celso Amorim, asumió desde el principio el liderazgo de los emergentes. Y tensó la cuerda con la UE y EE UU al comparar su estrategia negociadora con la demagogia nazi de Goebbels, el que fuera responsable de las campañas de propaganda de Adolfo Hitler. 'Repiten muchas veces una mentira de manera que se convierta en verdad', acusó Amorim.
La indignación del brasileño se debe a que la UE y EE UU han llegado a Ginebra con el objetivo de conseguir contrapartidas de los países emergentes a su oferta de desarme arancelario en agricultura. En el caso de la UE, ese desarme alcanza una media del 54%, aunque podría elevarse al 60% si se alcanza un acuerdo sobre productos tropicales.
El negociador europeo, Peter Mandelson, y la negociadora estadounidense, Susan Schwabb, dejaron claro ayer que ahora corresponde mover ficha a países como Brasil, India o China Pero ayer ninguna delegación se dio por aludida.
Fuera todos los aranceles salvo los míos
Los 152 socios de la OMC que negocian la Ronda de Doha se encuadran en más de 12 alianzas y contraalianzas, según el recuento realizado ayer por Reuters. El G-20, formado por grandes exportadores agrícolas como Argentina y Brasil, ataca los subsidios al campo en los países desarrollados. El G-33 reúne a países africanos y latinoamericanos cuya subsistencia de pende del sector primario. Ayer reclamaron salvaguardas para poder frenar la importación de ciertos productos agrícolas. El G-10 agrupa a países importadores como Japón, Corea del Sur y Suiza. Defienden su derecho a blindar el mercado por motivos medioambientales.El objetivo común de todos es reducir los aranceles de los demás y mantener los propios. También de la UE y EE UU. Pero se pueden permitir defenderlo en solitario.